sábado, 22 de mayo de 2010

Pobde gente

(cuento ensayo)


-¡Puagh! ¡Andá a bañarte, sucio! -Los muchachos que estaban recorriendo las puertas de los edificios, las bolsas de residuos, la gente distraída, se habían acercado a los dos hombres recién bajados del enorme camión, pero huían espantados por el olor que éstos despedían.
-¡Claro! Ahora que le pidan al zorrino que se despoje de su arma de defensa. Aparte, ¿Qué olor? Yo ya no lo siento ¿Y vos, Nasito?
El otro vagabundo, un joven que arrastraba un changuito destartalado lleno de bolsas, hizo un gesto incomprensible.
-Vos es la primera vez que venís a la ciudad, ¿no? Yo vengo cada tanto, por los remedios,¿sabé s?
-Acuérdeze de loz míoz, don Sego.
-Los tengo anotados, Nasito. Mi laboratorio es de los buenos, tiene de todo. Si remedios es lo que más se consume, Nasito. Esto.. -dijo, con un gesto ampuloso, dando cátedra- es la Sociedad de Consumo. Los adiestran para consumir, consumos que les provoca necesidades de otros consumos y así...
¿Como éztoz? -pregunta Nasito, señalando un restaurant enorme, lleno de gente-. ¿Ves? Como ganado, todos amontonados. Y les traen comida y más comida, hasta reventar.
-¿Y no ze mueven? -pregunta el joven, intrigado. Yo, en el campo, para conseguir comida....
-Acá consumen movimiento. Las películas traen cada vez más catástrofes, gente luchando, corriendo, volando,, terminás exhausto.. Y ahora, que cada familia tiene el cine en casa, se mueven menos y se cansan mas.
-¿No hazen gimnazia? -pregunta Nasito, ávido de conocimiento.
Pueden consumir gimnasia. Se ponen un aparato a pilas, encima del músculo, aprietan un botón... y el músculo salta, trota, se estira, se encoge, mientras vos te comés un flan con crema. Eso sí: debés consumir ropa deportiva adecuada. Y si querés actividad, intensa actividad de genuino deportista, hay enormes aparatos que te inmovilizan todo el cuerpo, mientras entrenás, por ejemplo, la tercera falange.
-¡Pobde gente!
.Sí. Pobre. Y dentro de poco, ni ésos -dijo don Sego, mientras señalaba a un grupo de gente que trotaba alrededor de la plaza- Están cercando las partes de césped, luego el sector central, no sé como van a cerrar las veredas, pero...
-Clado, podque coddrer es gdatis. No consumen -Dedujo Nasito, que estaba asimilando velozmente la enseñanza -¿Y los peddros?
-Ya está resuelto, Nasito. Cagan en bolsitas.
-¿Qué? -Gritó Nasito, espantado, preguntándose si él también no tendría que hacer paquetitos. Suerte que no lo trajo a León. Por las dudas iba a aguantar hasta la vuelta.
-Ahora esperame un momento, sin moverte -dijo don Sego, mientras desaparecía tras una puerta que decía Farmacia, volviendo al rato con una bolsa blanca llena de cosas-. Vamos -apuró-. Y qué querés -dijo, como defendiéndose del joven que lo miraba extrañado-, la sociedad te obliga.
-Llegamos justo. Ese es el tuyo -dijo don Sego señalando a un camión azul- Vos, que la pasás comiendo yuyos y hojas, después mirá esto, junto con tus remedios. Dale, subí – y le puso una bolsita en el bolsillo.
Luego de acomodarse entre los bultos, Nasito miró el cartelito. En él había un grupo de gente bella y alegre. En la parte superior decía “CONSUMA FIBRA”.
-¡Pobde gente! -dijo, y se durmió contento de volver a casa.

© Carlos Adalberto Fernández

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