viernes, 26 de diciembre de 2008

EL CUENQUITO DE LECHE






Era una de las noches más frías de aquel riguroso invierno que sembraba de escarcha los campos de Belén. Arriba, la Luna daba vida a unos prados que centelleaban convirtiendo sus gotitas de rocío en infinitos y minúsculos luceros. Era como si el cielo hubiese encontrado en la Tierra un hermano gemelo plagado de pequeñas y titilantes estrellas.

En su corta vida, Benjamín no recordaba una noche tan bella y cruda como aquella.

"Si mi madre estuviese conmigo", pensaba…

Era un recuerdo perdido entre los pliegues del tiempo pasado. Hacía un año que su madre se marchó al cielo. Su padre, pastor como él, perdió la vida, meses después, defendiendo el rebaño contra unos ladrones que lo atacaron de noche y destruyeron los dos tesoros que le quedaban: su padre y el sueño de poder convertir aquella punta de animales en un hermoso rebaño.

Acompañado de su perro pastor, Benjamín, sólo y sin medios de subsistencia, se dedicó a lo único que podía hacer: vivir de la caridad ajena. Un portal, cercano al templo de Jerusalén, acogía su cuerpecillo en las eternas y solitarias noches hasta que un día lo encontró Lázaro, un antiguo conocido de su padre. Éste sintió piedad de él y lo acogió en su casa.

Así fue como nuestro amiguito encontró un modesto cobijo, un poco de comida y algo de ropa con que abrigar su cuerpo. Benjamín, que había vivido humildemente desde pequeño, no pedía más. Sabiendo que en aquel hogar había un rinconcito para él, se sentía tan feliz que sólo añoraba los besos de su madre. Alguna vez, sentado a la sombra de un sicomoro, revivía la cálida mano del padre apoyada en su hombro mientras contemplaban su ganado pastar bajo el radiante sol de Judea.

Aquella noche, el frío, que penetraba en lo más hondo de su cuerpecito, caló hasta los rotos huesos de su pierna. Desvelado por el dolor, recordaba el día en que cayó desde la rama de un almendro al que había subido a coger algunas almendras para un primito que había ido de visita a casa. Desde entonces, padecía una leve cojera que se hacía más patente cuando el frío arreciaba. Ensimismado en estos pensamientos, su mirada se perdía entre las gélidas estrellas que, desde el firmamento, vigilaban su descanso. Entonces, una de ellas comenzó a cantar para el niño la más maravillosa melodía que jamás había oído.

Se irguió un momento asombrado por aquel extraño fenómeno. Creyendo que soñaba, se frotó los ojos y, sin prestarle más atención, se arrebujó en la manta intentando olvidar las molestias de su pierna.

La Luna era una gran bandeja de plata que recorría lentamente su camino acompañada por las mínimas estrellitas que se arrastraban sobre las praderas. Mientras el viento soplaba suave y delicadamente sobre los arbustos que picoteaban la pradera, la misteriosa melodía seguía llegando con sus cadenciosos sones desde los rincones más ocultos.

De nuevo Benjamín volvió a incorporarse. Subyugado por aquellos cadenciosos sonidos comprendió que algo extraordinario estaba sucediendo. Se levantó lentamente y su mirada se perdió muy lejos, allí donde la Luna comenzaba a esconderse tras la línea del horizonte. En aquel momento, la noche se iluminó gracias a una estrella que, acentuando su brillo, dejó escapar tras de sí una hermosa cola multicolor. Instantes después, la estrella se posó sobre una humilde casita apenas dibujada en la distancia.

Atraídas por tan extraño fenómeno, las ovejas emprendieron alocada carrera en pos de aquella luz que rompía la noche en mil colores. Intrigado, el muchacho ordenó al perro reunir al ganado y, desafiando al frío de la noche, emprendieron una alegre marcha hacia el lugar indicado por la estrella.

Comenzó a clarear el día. La estrella continuaba inmóvil. Bajo ella, un establo tenuemente iluminado atraía con una fuerza irresistible a su ganado. Cuando se acercaron, el muchacho observó cómo una mula y un buey, abrigando la entrada, parecían proteger el establo del frío que reinaba en el exterior. Dentro se encontraba una joven que, acompañada de su esposo, acunaba a un niño recién nacido.

Benjamín se acercó a ellos. Detuvo su mirada en el plácido rostro del niñito, luego se aproximó al fuego y vio que allí reposaba una olla vacía. En silencio, fue hasta una de las ovejas que acababa de parir, la ordeñó llenando un cuenco de leche, se acercó a la mamá del niño y, delicadamente, lo depositó en sus manos:

-Es para el niño. Tendrá hambre ¿verdad?

Por toda respuesta, la señora depositó un dulce beso en el rostro de Benjamín.

Aquel beso tenía tanto sabor a madre, que Benjamín se sintió el niño más feliz de la tierra. Momentos después, el niño reunió de nuevo el rebaño y emprendió la vuelta hacia sus pastos. Era tal la alegría que inundaba su corazón que el regreso se hizo cortísimo. Perro, ovejas y pastor, corrían y saltaban llenos de felicidad. Poco antes de llegar a casa encontraron a Lázaro que, preocupado por la tardanza del niño, había salido a su encuentro. El amo lo miró fijamente y, abrazándolo, preguntó:

-¿Qué te ha pasado en la pierna? Ya no cojeas...


Manuel Cubero

domingo, 21 de diciembre de 2008

TOCALA DE NUEVO, SAM



Cuento melancólicamente porno



Lo que te voy a contar lo viví yo -sudaca, argentino- en un tugurio de Nueva York.

Se llamaba –me contaron- Samantha. Y era en su juventud el más conocido tragasables de los alrededores. Es una historia como aquí la rubia Mireya, sólo que en tiempo de trolo.

Los machos se peleaban por ella (sí, ella, dije), hubo hasta duelos legendarios, a pistola no a cuchillo como aquí. Y no era, dicen, que como travestido fuera un minón que qué te importa después de un rato y unas copas. Rasgos angulosos, piel arrugada, pelambre como carpincho, su atractivo le venía de adentro y... me refiero al alma. Digo ella porque se lo merece, décadas de feminidad vocacional, sin necesidad de cirugías ni hormonas envasadas. Era felina, una pollerita que dejaba ver hasta el cruce unas piernas que ni la Marlene, medias caladas, tacos desafiantes, tenía lo suyo, que atraía a putañeros de alrededores.

Moraba, ejercía en un burdel oscuro, en un sótano que oficiaba como templo de jazz. Son como santuarios escondidos, de un culto pagano, o simplemente alguna boludez que los demás no entenderían.

Siempre sentada en la barra, luego en un banquito al lado del piano, oía Samantha y se encaminaba a la piecita del fondo. En su camino repartía saludos y besitos y (igual que al circunstancial solicitante) la gente la miraba con una sonrisa cómplice. Faltaba que gritara que vivan los novios.

El tiempo pasó y tuvo que colgar el instrumento de trabajo. El principal. Además estaba demasiado fea, era un acto de coraje encamarse con ella. Pensó en retirarse pero no la dejaron. Los clientes, los habitués y hasta los cultores de jazz la convencieron que era parte del decorado. ¿Te Acordás de Indiana Jones y ... esa película donde buscaban el Santo Grial? ¿Te acordás del Templario, que todavía estaba de guardia porque en la cueva no entraba ningún viento, si no quedaba esparcido en el aire? ¡Por qué estaba ahí y no llamaba al geriátrico a que lo busquen? No tengo la menor idea, pero así se siente en esos templos.

Adaptada a las circunstancias, paulatinamente, cambió su vestimenta por un guardapolvos dejado por algún lustrabotas, adoptó las pantuflas como anfitriones permanentes de sus pies, limitó y depuró sus oficios a los de mayor contenido esencial y mayor carga simbólica, como una misa económica. Inclusive después tuvo que dejar el sexo oral; con la mitad de los dientes la cosa se hacía peligrosa.

Pero esas manos... esos dedos sabios, ubicuos, inclaudicablemente curiosos.

Ahora lo llamaban Sam, ni hacía de travesaño, ya no importaba lo que era. Se acercaban prudente y respetuosamente, se sentaban al lado de su banquito, susurraban Tócala de nuevo, Sam, y él giraba, arremangado, una toallita colgada del brazo (en invierno usaba uno de esos aparatos de las peluquerías de antes, para calentarlas) . Los clientes de siempre. Los pocos que quedaban, no se si iban por calentura o por nostalgia.

Y ahí mismo, en un rincón, al lado del piano, con una delicadeza que ni la Samantha original, decía con permiso, extraía y comenzaba la sagrada eucaristía en homenaje a ese pequeño desvalido, ya difícilmente arrogante, ocasionalmente necesitado. Los ojos cerrados pero como mirando el cielo (o las telarañas), un cigarrillo en la boca, nada los diferenciaba de los otros parroquianos.

Yo estuve ahí, una de esas noches. No sé qué es lo que ví, qué es lo que imaginé o me contaron. Había oscuridad, jazz, gritos, humo, gente en otras cosas, y yo con vergüenza de mirar. Pero por un momento, me pareció, todo se detuvo, hubo como un resplandor, luego un Gracias Sam y todo siguió.

Te aclaro: mientras me dé, voy a apuntar para donde me indicó mi papá, pero aprendí a respetar todos los cultos, con su belleza insondable, hermética. Si a alguien le gusta, por algo será.

Esto fue hace tiempo. Capaz que ya murieron todos los oficiantes. O una nueva autopista terminó con la calle, con el bar. Ya se sabe, las especies difícilmente sobreviven fuera de su hábitat natural.

Por eso, la otra vez que volví a ver Indiana, en la escena del Templario no pude evitar un lagrimón. ¡Puta con el progreso, como arrasa con la biodiversidad!

Carlos Adalberto Fernández

domingo, 30 de noviembre de 2008

Vida mía

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¿Vida mía cómo he de conquistarte?

¡Qué debo hacer para que en mí te fijes?

Cuido el jardín de mis delicias para que te solaces en él, pero no te inmutas.

Mieles brotan de mi piel cuando mi mente te imagina.

Cómo he de retenerte si escapas como el aire que respiro

Doblegada, y sin embargo con saña me ignoras.

Los días se convierten en eternas noches y, tu sonrisa, adorable para otros, vuelta hacia mí es una mueca.

Quiero que me mires pero tus ojos me niegan el placer de su ardiente flama.

Campo yermo es mi vida sin ti.

Vida, si pudieras quererme aunque fuese un poco, un segundo siquiera, pero te vas en cada exhalación.

Está mi vida mermada a cada instante, los colores y matices del arco iris han desaparecido de espanto, todo murió de pena. El camino está lleno de escombros, y entre ellos, tirados por todas partes, los pedazos arrancados a mí ser.

Ese jardín que poseía todos los tonos del amor ahora solo le quedan el blanco de los días momificados y el negro de una eterna noche triste sin siquiera la luz de un cuarto de luna.

Quise oír tu voz, cálida, optimista, riendo con la alegría de las ideas claras y ágiles como tu cuerpo. La esperaba dándome energía, impulsando a mis sueños a tomar forma de luminosas estrellas que me guiaran a través del transitar de los días planos.

La vida y la muerte, cada una luchando su bocado. Hermanas siamesas, incomprendidas por muchos. Amada una, temida la otra, cuando son ellas su propio reflejo.

La Vida considerada adorable, supuesto sinónimo de realización de sueños. La muerte, temida, decapitadota de proyectos, abismo desde donde se suicidan las ideas.

Ah! Vida siento que te has ido sin siquiera entender mis ansias. Te había soñado cubriéndome, protegiéndome. Te he respirado y ese aliento me quemó de golpe. Fui por unos instantes llama atizada que estaba a punto de extinción, sin embargo, ahora… Ahora me siento encarnación de la misma "parca", siento que soy ella, soy uno con la muerte.

Mis ilusiones estiraron sus brazos para alcanzarte pero a zancadas francas huías como de un ser infecto. Tu hermana la muerte me enlazó en sus brazos secos y negros y con su manto cubrió a mí ser dolido.

Ahora siempre estoy con ella, soy ella, pues tu huida es para mí eterna muerte.
¿Veneno eras, Vida mía?


Ana Lucía Montoya Rendón

Amor platónico

Cuando el entomólogo dio por concluido su minucioso estudio de aquel extraño insecto ortóptero, nocturno y corredor, de unos tres centímetros de largo, cuerpo deprimido, aplanado, de color negro por encima y rojizo por debajo, alas y élitros rudimentarios, antenas filiformes, las seis patas casi iguales y el abdomen terminado por dos puntas articuladas, soltó su lupa sobre la mesa con gesto de satisfacción y se apresuró a coger los materiales precisos para proceder a la disección del mismo.



Sólo entonces, comprendió la pequeña cucaracha, que aquel galán de movimientos rápidos y color vítreo, húmedo y chispeante que parecía estar rodeado de albina aureola, bordeada de una corona de negros flecos, con quien había estado tratando de entablar conversación a través de un cristal durante más de 4 horas, había sido engullido por un gigante perverso que, celoso de sus ingenuos coqueteos, se disponía a abrirle el pecho para robarle la esencia de todos sus deseos y sentimientos.



Se despojó de todos sus aromas y se entregó a su destino sin la menor resistencia. Su único anhelo era reunirse con su platónico amor.


Lena

sábado, 29 de noviembre de 2008

DECIME PARA QUÉ


— Claro que me ubicás, gallego. Total no pasó tanto tiempo, unos cuantos años, pero no para olvidarse, ni aunque te convenga. Vuelvo como a mi casa, mi guarida, la vieja mesa que me cobijó sueños y escabios. No vengo a buscar pleito ni venganza. Quiero ver a los amigos que me queden, aunque sólo sea para compartir tragos y tangos, ya que no ilusiones, que, a nuestra edad, hay que ser muy gil para mantenerlas.

— Poneme un tango, gallego. De los que tenés, esos que te retuercen el fuelle por las tripas, que se arrastre y se estire y que me duela hasta que me suicide el alma. De esos que te regalé y que ponés -todavía ahora, seguro-, a escondidas, cuando te acordás de la gallega. Tomé frío, allá, y mastiqué rencores y me faltò tango. Aquí vuelvo, fracasado y hambriento como perro de baldío. Poneme un tango que me haga odiar y buscar pelea con la escoria amontonada en tu boliche, abrazado a un calor que no es de hogar sino de infierno. Hoy odio a todos, hasta a la vieja, casi. Ponene un tango resentido aún con la vieja, que me enseñó a perder, a soñar y esperar e ilusionarme, con qué decime, gallego. Si me dejó blandito, para cuando la Sofía me hizo el bocho.

Me engañó su voz,
su llorar de arrepentida sin perdón,
eras mujer, pensé en mi madre
y me clavé...

— Pensé mucho, allá. Porque esto no es nuevo, desde el Paraíso que entramos a perder, los varones digo. Por qué El Viejo nos hizo así, hombre-mujer, castigando de antemano, o haciéndonos sufrir para ganar el premio, que quién sabe si existe alguno. Pensé por qué. Ese Adán debió dar lástima, necesitado de compañía. "No es bueno que el hombre esté sólo"¿Para entretenerlo -debió decir la Eva- para que no se aburra?¿Y nada más, y yo con quién me entretengo? Y la hizo madre y le dió la manija. Porque ahí se equivocó el Anciano. ¿Entendiste, gallego? La hizo mujer y madre. Nos sentenció, gallego ¿Por qué no las hizo diferentes, la buena y la mala? ¿Por qué me hizo creerle, a la Sofía?.



Era mujer… Pensé en mi madre y me clavé.



— No, si el narigón se las sabía todas. Las sufrió todas. Pero claro, lo entendés tarde, cuando ya te crucificaron. Habría que enseñar Discépolo básico a todos los varones de 10 años. Pero no, escuela mixta, los agarran tiernitos, practican caritas y mohines, los entrenan en la culpa y el deber. ¿Por qué El Viejo le dió el gusto? Yo que sé. Hay misterios insondables pero qué culpa tenemos los hombres.

— Hoy la ví, a la Sofía. Me miró que fue como enterrarme en un iceberg. Pensar que me suplicó. "Sólo vos podes salvarme, Joaquín, estoy perdida". Ahora me tiró unos mangos, para ayudarme, dijo. La salvé, la liberé del cafiolo, unos años en cana y unos mangos para compensarme. Hizo negocio, se quedó con todo. Me quedaron ganas de visitar al finado, pedirle perdón.

— Haceme una picadita, gallego, manices, papitas. Tomar en ayunas cae mal. Te pone melancólico, te hace evocar el pasado, con ganas de volver ¿Adónde, decís?¿Es que hubo algo que justifique que la llore y la llame, que me diga que todo lo que pagué está bien pagado, si ella vuelve?. A veces pienso, gallego, que tiene que ser, que alguna vez… por un instante, ella… me quiso. ¿En qué fallé, gallego?¿Cómo destrocé sus sueños?¿Dónde está el bien, dónde está el mal?

— Me estoy volviendo loco, gallego. Me voy a mi rincón, me llevo la botella. Voy a ahogar en alcohol mis recuerdos y sueños y esperanzas. Si llama… ella, no le digas que estoy.

Carlos Adalberto Fernández

lunes, 24 de noviembre de 2008

"Ese día era felíz"

"Ese día era felíz" Se despertó temprano y entreabrió los ojos; pensó en seguir durmiendo pero recordó qué día era y con resignación decidió levantarse.
Un importante acontecimiento lo esperaba. Había citado a sus más grandes amigos en su casa, hacía tiempo que no disfrutaba con ellos –al menos no con todos juntos- y ese día lo haría nuevamente.
Por esas cosas extrañas de la vida y la conducta humana, todos sus amigos estaban peleados unos contra otros: ideologías, creencias, malentendidos, incluso hasta la posición en que debiera plegar las alas una mariposa al volar, habían sido motivos más que suficientes para crear rencillas.Él por su parte, ajeno a todo, intentaba conciliar las diferentes posturas, sin éxito alguno; chistes, halagos, obsequios –incluso hasta una curandera- no habían podido lograr la paz anhelada.Y como era lógico el disfrute de los amigos por separado sólo se limitaba a conversaciones quejosas de unos contra otros –sin descontar los celos, que era lo peor.
Por eso aquel día había sido una verdadera hazaña el juntarlos. Obviamente quién puede resistirse al pedido agónico de quién sabe que le quedan unos pocos meses de vida.Todos llegaron puntualmente y él los hizo pasar al garaje que estaba ambientado como sala de estar. Nadie hablaba con nadie: las miradas recelosas danzaban hacia los costados con la velocidad de la luz y existía un cuidado excesivo para no "rozar el aire" del otro.

Parecían estatuas en las que sólo los ojos se movían y sólo se oía algún que otro carraspeo.
Recién cuando estuvieron todos juntos él pudo sonreírles.-¡qué gran alegría es ver a todos juntos! me han dado una imagen que llevaré grabada en la retina hasta el final. Pidió que lo aguardasen unos minutos y se retiró cerrando la puerta con llave ante la mirada atónita y confundida de todos.
Salió de la casa; se subió al auto y manejó unas tres cuadras. Frenó y estacionó a un costado.Sacó de su bolsillo un aparato cuadrado, pequeño.
Una terrible explosión conmocionó el lugar haciendo estallar vidrios de casas y automóviles.-¿ eran tres meses o tres años para empezar a quedarme pelado? –pensó-

Le daba lo mismo: ese día era feliz.

Liliana Varela 2008.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Rott


Me llamo Rott... así me pusieron porque el veterinario que me curó dijo que tengo mezcla de Rottweiler, dice que tengo mas o menos 3 años y que soy muy sanito, también me dio todas las vacunas... les cuento mi historia:He tenido una buena familia que seguro me cuidaba muy bien, estaba gordito y con collar. Un mal día se me ocurrió pasear por el centro de morón y me distraje y fui atropellado por un colectivo, que me produjo un enorme corte en la boca, perdí varios dientes y rompió el tabique de mi nariz, dejándome la cara partida al medio. Asustado y tremendamente dolorido me quedé tirado en la calle por varias horas, los vendedores ambulantes me traían agua y comida pero nada podía tragar, igualmente les agradecía moviéndoles la cola y los conmoví a todos con este gesto. Una familia me recogió a la que le agradezco mucho y los adoro, me llevaron a la veterinaria en donde me operaron a las pocas horas y me hicieron las curaciones. La idea era que vaya a la casa durante los 15 días de cuidados post operación, pero fui tan noble que les dio lástima devolverme a la plaza de morón. Además cuando la puerta esta abierta no quiero irme y me escondo debajo de la mesa. El tiempo pasó y llevo casi un año con esta familia que me tienen en el fondo, solito porque hay otros animales en la casa y es poco el espacio. Tengo mucho amor para dar... no quiero volver a la calle, me arreglo con poquito, solo necesito mucho amor, les pido por favor que me lleven a una casita, soy muy bueno con lo niños y muy noble, nunca se arrepentirán si me llevan porque soy muy agradecido, se que es difícil que me elijan porque todos quieren cachorros y de raza, pero tampoco es imposible... porque yo soy un perro cuya raza es mas rara de encontrar... es la de haber sufrido y peleado por estar vivo. Y la generosidad que tuvieron conmigo es la que estoy dispuesto a devolverles con lealtad y compañerismo, manteniendo mi estilo pacífico y guardián.
Apúrense! porque estoy seguro que mas de una familia, si lo piensan bien, querrá incorporarme como uno de sus integrantes. Les dejo el tel de Sara que es quien me cuida, pero ya no puede tenerme mas y me esta buscando un hogar con desesperación. .. ella hablará por mi.
Tel: 4650-7316

Muchísimas gracias... seremos grandes amigos y muy felices juntos!!!

Long Ohni

lunes, 10 de noviembre de 2008

Triste escena

Poco más de 30 años en este matrimonio y Blas persigue a su mujer por
toda la casa, ella corre y se mete al dormitorio que fue de los hijos.
Blas furioso atraviesa paredes y la provoca, diciéndole: -Mujerzuela.
Teresa contesta:- Mujerzuela será la la mujer de la esquina, esa de la
avenida Arequipa. No jodas. El sigue bajándole la moral, con insultos.
No es la primera vez que ocurre una escena así, en las últimas semanas
de este año se ha repetido.

Teresa llora, se desespera. El se va a su dormitorio, al dormitorio
matrimonial. Ella lo sigue alterada, siguen las agresiones y Teresa
coloca una de las almohadas sobre el rostro de Blas. El permanece
impávido. No dice nada. Retira la almohada Teresa. Se siente
resquebrajada. Vuelve al dormitorio de los hijos, deja la puerta
entreabierta y guarda dos cuchillos en el cajón de ropa vieja.

Julia del Prado (Perú)

miércoles, 22 de octubre de 2008

Pericote y Pejereyna

Mientras continúa la vida Pericote - el payaso - sueña con el espectáculo que presentaba por diferentes países en el circo Perlas del Oro. Conoció ahí a la que sería su esposa Pejereyna, primero eran trapecistas y también contorsionistas, volaban por los aires. Con ellos estaban Picapote, Chicharrito y Butapecha, payasos que ridiculizaban sus acrobacias. En ese entonces los dos eran conocidos como Doncel y Princesa. El espectáculo era de primera - ambos - se lucían con esos ejercicios, figuras que en ocasiones eran mortales; menos mal abajo del trapecio había una red de protección aparente por si cayeran. En su profesión se hicieron conocidos y respetados.

Cuando se presentaban de contorsionistas - igualmente - trabajaban con audacia, alegría y riesgo. Hombre y mujer goma. Picapote, Chicharrito y Butapecha eran su comparsa, con mímicas y gestos.

Sucedió un día que Princesa (Pejerreyna) cayó en un descuido del trapecio, la red de protección le sirvió de poco, fracturándose la pierna izquierda en varios pedazos, la operaron, luego le pusieron yeso. Doncel (Picapote) se deprimió, no quiso subir al trapecio más y cuidaba de su Princesa, durante meses en una tiendita en la que vivían, dentro del circo. Jonás, el dueño del circo tuvo que poner a otros trapecistas y andaba mortificado porque el espectáculo de Princesa y Doncel, era inigualable. - Ya mejorarán con su arte estos trapecistas, todo es cuestión de exigencia y disciplina, dijo Jonás y agregó: - Deseo que pronto regresen Princesa y Doncel.

Apenas recobró energía y fuerza Princesa, los dos volvieron a la pista, con disfraces: él con una peluca vieja y un abrigo pasado de moda puesto al revés; ella eran tan bonita que para disimular su hermosura, se puso un vestido largo y amplio, sin corte al talle y se echó harto rimel en las pestañas. Le darían una sorpresa a Jonás, quién no sabía nada de la mejoría de la artista.

- Jonás no nos reconocerá, ya verás Princesa.

Hacia media función el dueño del circo les dio una palmada en la espalda y abruptamente - ambos - resbalaron en la pista. - Mira al público mujer, nos aplauden, se han parado, es una ovación, así se expresa con la voz agitada por la repentina caída nuestro bufón.

Este acto se repitió una y otra vez en el circo Perlas de Oro. En adelante los asistentes al circo estaban estupefactos y sorprendidos por sus proezas. Y ellos para siempre se convirtieron en Pericote y Pejerreyna, los payasos mayores.

Pericote era un payaso desaliñado, descachalandrado, conservó la misma vestimenta y su rostro lo maquilló de blanco y cejas pobladas mientras Pejereyna vestía con vestido corto, pegado a su linda figura, medias nylon blancas y eso sí: zapatos enormes y una redonda nariz roja, con guantes blancos.

Otro número, era aparecer con un chanchito que se llamaba Gordon, lo adiestraron y él se lanzaba de un paracaídas con un globo amarrado a su lomo. La concurrencia vibraba. Picapote, Chicharrito y Butapecha - que no siempre los acompañaban- tocaban el clarinete y el saxofón, complementando esta farsa, con gracia.

En una ocasión Pejereyna que era también domadora de delfines, invitó a niños del público a jugar con el delfín Tamborhuasca, entre ellos estaba el hijo del dueño de Jonás: Juan Ramón quién cabalgó en el dorso del delfín sin temor. La payasa los guiaba en la piscina, dándoles seguridad.

El olor del despertar venía para ellos. Eran felices en su ser de payasos, encontraron recompensas, arrancaron sonrisas y diálogos de humor con diferentes públicos, en diversos ciudades del mundo. Esto no hubiera sido así si se hubieran quedado de trapecistas y contorsionistas, paradojas de la vida.

Pasaron los años y un día -ya cansados - se retiraron del circo Perlas de Oro.

- Hicimos casi toda nuestra vida en el circo, estamos plenos de anécdotas para contar a nuestros amigos. Dios no nos premio con hijos mujer, ahora tenemos nuestra casita de campo, con nuestros animales.

Pejereyna aparenta no escucharlo. - Tu-tutuú les dice al gallo, a las gallinas y a los pollitos mientras les da de comer sus granos y les cambia su agua en el patio de su hogar. Luego los mete en su amplia jaula.

- Voy a cocinar amor, para nosotros.

Pericote tiene ya 75 años, es un hombre fuerte y Pejereyna es un tanto menor. Viejos bufones que robaron carcajadas. Los aplausos de las personas muchas veces de pie y el escenario lleno resuenan en mis oídos y viven en mis pupilas, recuerda en voz alta Pericote.

Julia del Prado (Perú)

20 octubre del 2008.

sábado, 18 de octubre de 2008

3.- LA REAPARICIÓN DEL SUMIDERO

Había que darse prisa en organizar el acto de entrega de la Bellota de Oro. El tiempo volaba camino de la fecha electoral y no era cuestión de que los cuatro chavos que había costado la dichosa bellota se fueran al garete.

El mismísimo hijo del señor Alcalde se encontraba desarmado ante el entusiasmo que su progenitor mostraba en defensa de la naturaleza. ¿Habrían tomado conciencia los poderes públicos bermejinos de lo que significaban para el pueblo aquellos parajes, pulmón de media provincia y fuente de alimentación de la colonia porcina más valiosa de los contornos? Sólo don Guido, el contratista de obras, osaba mostrar su profunda y "desinteresada" disconformidad con aquel capricho municipal. ¿Serán capaces esos desgraciados munícipes de olvidar viejos favores y poner freno a mi novísimo proyecto de urbanizar parte del parque natural que rodea el pueblo? Pensó, ¿acaso no hay decenas de miles de árboles por los alrededores? ¿Qué más da borrar del bosque cuarenta o cincuenta hectáreas? Estos y otros interrogantes similares tamborilearon su cabeza durante aquellas fechas.

En mi deseo de que nada quede oculto, diré que, por motivos completamente distintos, también los cerdos de Frasquito mostraban cierto temor ante aquel espíritu festivo que se respiraba en el pueblo. Los inocentes animales sentían un pavor escénico difícil de disimular. ¿Acaso se acercaba una festividad ignorada por ellos? El invierno, y con él el tiempo de la matanza, estaba aún algo lejano, pero esta gente de pueblo es, muchas veces, imprevisible, pensaba el semental de la piara. Y aunque él tenía una cierta garantía de supervivencia, nunca se sabe, cuando cambian las circunstancias, qué caprichos podían merodear por la mente de aquellos aldeanos. El buen marrano ya había visto coqueteando con más de una cochina a un jovenzuelo retozón y mucho se temía que, cuando menos lo esperase, podían pintar bastos para él…

En las fechas previas a la entrega del preciado galardón don Pascual se hizo presente en Villabermeja. Tres días llevaba en el pueblo. Y lo que resultó más alarmante para los cochinos fue su interés por acompañar a Frasquito cada mañana. Largas horas se tiraban los dos, al pie de una encina, departiendo e intercambiando ideas y experiencias.

Aunque el lenguaje humano resulta demasiado enrevesado, y bien sabían aquellos animales de la falsía de muchas de sus palabras, algo pareció indicar a los cerdos más observadores que, en aquel caso, no eran ellos el tema central de las conversaciones. Don Pascual tomaba entre sus manos una y otra vez algunas de las bellotas caídas en el suelo, y después de manosearlas y darles veinte vueltas, clavaba su mirada en el rostro de Frasquito. Éste, como si le hubiesen dado cuerda, correspondía con una larga perorata que dejaba embobado al ínclito profesor.

El último de aquellos días cambió por completo la rutina diaria, Frasquito, ayudado por don Pascual, llenó de bellotas un saco de considerables dimensiones. Luego, más temprano que de costumbre, emprendieron el camino de vuelta a casa. Afortunadamente, al llegar a su pocilga, el amo debió adivinar que los cerdos aún tenían bastante hambre, pues antes de cerrar la puerta vació en un rincón la mayor parte del contenido de aquel saco y, acariciando el lomo de un par de cochinos, salió acompañado de su visitante.

Una hora más tarde, Frasquito, después de ducharse, vestido con el traje de novio, recién afeitado y limpio como el alma de un niño de pecho, se encaminó, acompañado de su esposa, al Salón de Actos del Círculo de Labradores. Allí recibiría la primera Bellota de Oro en reconocimiento a su inmensa labor en pro del medio natural bermejino. Cuando llegó, un latigazo de orgullo le subió desde el estómago tiñendo su rostro de un rojo sólo comparable al que experimentó el día que salió de la escuela por última vez; el día del "sumidero", concretamente.

Allí estaba el señor alcalde, don Pascual, el Presidente del Círculo de Labradores, un cámara de la televisión local, y dos periodistas venidos de la capital para dar testimonio de tan singular acto. El Presidente del Círculo se adelantó a la puerta del salón de actos. Tras el saludo protocolario, acompañados de un sonoro aplauso, ambos subieron al estrado donde esperaban el resto de las personalidades.

Frasquito nunca se había visto en nada igual, sentado en la presidencia de la mesa, rodeado de los prohombres más señeros del pueblo, se sentía como gallina en corral ajeno. Tras la presentación del acto por parte del Secretario del Círculo de Labradores, éste cedió la palabra al señor Presidente de la Comisión Cultural del Medio Ambiente:

-Don Pascual López de la Encina y Pérez del Olivo, Catedrático de Medio Ambiente, ilustre bermejino que, desde este momento, comienza a perfilarse como el próximo adjudicatario de la segunda Bellota de Oro, tiene la palabra -dijo.

-Dignísimas autoridades, queridos paisanos y amigos. Hace muchos años que, por obvios motivos, me vi obligado a abandonar nuestros hermosos e inigualables paisajes bermejinos…

Durante media hora don Pascual estuvo desgranando las bondades y maravillas de Villabermeja y su entorno. Yo, bermejino como el que más, he de confesar que comparto sus palabras una por una; pero le hago gracia, amigo lector, de repetirlas aquí. Visite usted nuestro pueblo cuando tenga a bien y comprobará por sí mismo los múltiples valores que guarda mi patria chica.

Por fin, después de un panegírico dirigido más a la prensa y a la televisión que al público presente, don Pascual entró en el meollo de la cuestión:

-… Y así, podemos afirmar que, gracias a su labor durante años en los montes de nuestra villa, don Francisco Labrador de Isidro, Frasquito para los paisanos y amigos, se ha constituido en paladín y ejemplo de lo que un hombre, un solo hombre, es capaz de hacer en pro del medio natural que nos rodea. Cientos de horas investigué sobre la contaminación hasta concluir la imponderable aportación de los sumideros naturales a la conservación de la madre naturaleza. Mientras, aquí, en Villabermeja, él, él solo, y sin más medios que cuatro herramientas, ha sido capaz de demostrar el acierto de mis investigaciones al implantar en nuestra tierra amada los innumerables sumideros naturales de CO2 que hoy crecen por doquier en los montes que nos rodean.

Aquello fue como un golpe en su bajo vientre. Cuando Frasquito se veía en la cumbre de la fama y, por consiguiente, invitado a mil y una rondas en Casa Blas, de nuevo la palabra maldita hacía acto de presencia. Él, que posiblemente había dado vida a miles de árboles a lo largo de su existencia, él, que pensó ser merecedor de la Bellota de Oro precisamente por su valiosísima defensa del entorno forestal se encontró con un premio concedido por "implantar innumerables sumideros naturales". ¿Aquellas hermosas encinas, envidia de los miles de marranos que cada año pastaban por allí iba a resultar ahora que eran meros "sumideros naturales"?

Aún más, recordando sus tiempos de servicio militar, le vinieron al recuerdo los aromas de las calles de Sevilla en primavera, cuando el azahar se adueña de sus tibias madrugadas penetrando hasta el último rincón de la ciudad. Pues ahora resultaba que aquellos naranjos, esencias de Sevilla desde tiempo inmemorial no eran sino vulgares "sumideros naturales".

Hasta aquí podíamos llegar, pensó. Solemnemente se levantó, tomó en sus manos la dichosa medallita y, acallando el aplauso que en ese momento le dedicaba el respetable púbico asistente, la devolvió dignamente al señor alcalde. Luego abandonó el estrado mientras, con un vozarrón propio de aquellos pulmones que sólo habían respirado en su vida el aire purísimo fabricado por sus mimados "sumideros naturales", se despedía de esta manera:

-Señor don Pascual, por mucho que te empeñes, toda tu vida serás el tonto de Pascualín. A ver si te enteras de una vez de lo que se dice por el pueblo: "cuando el dinero habla, todos callan". Y el dinero de tu padre habló como una cotorra. Lástima que no llegase para "implantarte" un cerebro nuevo, que si no… hasta pensarías. Ah y nada de "implantar sumideros". Este servidor que te habla no es aficionado a meterse en camisa de once varas, como otros que yo me sé, y sólo hace lo que sabe: plantar árboles. ¡¡¡PLANTAR ÁRBOLES!!!


EPÍLOGO

Raudales de palabras altisonantes y una ostentación pública de filantropía son las señas de identidad de una época exhibicionista que se finge magnánima.

(Albert Boadella)


Manuel Cubero
Manolo

miércoles, 15 de octubre de 2008

Libre del Purgatorio.

Había pagado por su crimen; se consideraba ya totalmente libre de culpa y cargo.

¿Qué podían achacarle ahora aquellos que antes lo señalaban con el índice en alto?

Aquellos mismos que se llenaban la boca hablando de los pecados de los demás sin detenerse a pensar en todos los artilugios que debían realizar para ocultar sus propios malos pasos.

¡No importaba ya!

Dijeran lo que dijeran, él se consideraba indiferente a los chismes.

De algo estaba seguro: ya no iría al Purgatorio.

El mismo cura se lo había confirmado aquella mañana al darle la comunión; el mismo sacerdote que lo había encontrado días atrás, totalmente ebrio y orinando el misal.



Liliana Varela 2008

jueves, 9 de octubre de 2008

Crónica de la violencia V

Espero que el perro no raspe más la puerta, no voy a dejarlo entrar. Parece que supiera lo que tengo adentro mío.

Estoy tranquila, lo saqué a pasear con su correa y lo llevé por todos lados; él intuyó que era algo así como la despedida.

¡ya tendrá un dueño mejor que yo!



Gritos otra vez ¡qué raro! mis viejos peleando con mi hermano como siempre, tratando que dejé de drogarse y de vender merca por todos lados.

¡Giles totales! ¡como si fuese a pasar!

Menos mal que tengo esta pieza para mí sola sino creo que reventaría.

Gracias a la loquera me dejan en paz y no me joden mucho; la última vez les dijo que si me presionaban iba a mandarme alguna locura; al menos la mina para eso sirvió porque lo que es para hacerme sentir mejor: nada de nada.

Ellos piensan que el problema es que soy adoptada; que me enteré de grande; que estoy en la “búsqueda de mi identidad real” ¡cómo si fuese ese el problema!

¿Qué carajo saben lo que me pasa por dentro?.

Y si supieran ¿les importaría algo? No creo, Jamás se preocuparon de nada de lo mío.

Acaso ¿saben que me corto con cuchillos o trinchetas cuando me siento mal, cuando pienso que soy una mierda? ¿se enteraron que me corté el pelo en un ataque de locura total porque no aguanto mirarme al espejo ó que mis dibujos son todos sobre la tumba en que quiero “vivir”?

¡No saben nada…ni les importa!

Total, la edad es justificativo para todo. ¡Dejá a la pendeja de mierda que no venga a comer si no quiere! “Está loca..¿no oíste lo que te dijo la psiquiatra?”

Esas son sus frases favoritas; por eso ahora ni vinieron a decirme que está la comida, ellos saben que sino fui es porque no quiero comer. ¡Mejor así, la despedida será más fácil todavía!

¡Tantas veces escribí mi obituario en los cuadernos que tengo! ¡Tantas veces soñé mirando desde esta ventana convertirme en pájaro y volar! ¡Sacarme de encima esta sensación de porquería de estar como encerrada en mi misma, odiándome y dándome asco!

¡Hasta la pared marqué con mi deseo!

¡Si pudiese ser libre de una vez por todas, sentirme bien conmigo misma! Desplegar las alas y elevarme; abandonar este lugar de mierda y soñar.

¡Sentirme en paz!

Dieciséis pisos y la libertad.

-¿no vino a comer Eugenia?¿Estará bien?

-Dejála, dijo que iba a dormir temprano para ver si se podía sentir mejor mañana ¡cómo si fuera posible!. Mejor vamos a ver tele.


Dieciséis pisos más abajo, Eugenia yacía ojos al cielo…dormida y en paz.


Liliana Varela2008

sábado, 4 de octubre de 2008

Escombros

Buscaba afanosamente entre los escombros del cuerpo derruido, de la sangre derramada. Levantaba cada trozo de hueso, cada músculo hecho trizas, magullado. En la piel hecha jirones trataba de encontrar los versos escritos, el poema que se quedó trunco o quizás aquel que llenó espacios de ilusiones. Nada parecía haber quedado grabado, tatuado.

De repente sintió en las manos curtidas de tiempo que algo palpitaba, que un pedazo de algo seguía vivo. Un mendrugo de corazón colgaba de dos palabras. Lo tomó con cuidado, limpió las aristas de dolor, de penas, lo acunó y al besarlo en el momento que una lágrima humedecía al pobre corazón sediento, leyó claramente las dos palabras que lo mantuvieron con vida hasta ese instante en que fue encontrado: te amo.

Desde entonces y en recompensa del tiempo vivido en penumbras, no hubo más pesar ni tristeza agobiando al ser que tuvo el hallazgo, de encontrar la verdad que tanto ansiaba.





Migdalia B. Mansilla R.

Fecha: siempre al conseguir una razón para seguir creyendo.

Diciembre 15 de 2006



Migdalia B. Mansilla R.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Beso de despedida



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Sintió el roce de unos labios tras su oreja, justo allí donde la piel, aún abotargada, se negaba, por lo general, a reaccionar a estímulo alguno. Entonces lo supo. Supo que lo había perdido otra vez, esta vez para siempre. Volvió su rostro asustada. Hacía sólo unos instantes allí no había nada, sólo la calle solitaria y húmeda. Sus pupilas, enormes, buscaron tras la ligera cortina de lluvia. No había nadie. Sólo el viento alejándose en remolino hacia un parque cercano y una luna menguante asomando entre las nubes. Una lágrima rodó por su mejilla y se coló por la comisura de sus labios fruncidos por la desesperanza. Era insípida. El acre amargor se había disuelto entre las gotas de lluvia que empapaban su cara. Suspiró desde el fondo de sus entrañas y se dijo: "Todo ha terminado." Y emprendió el camino de regreso a la soledad de sus recuerdos, con las manos vacías y el pecho abierto.

Unos días más tarde recibía en su correo electrónico un impersonal y fatuo mensaje de despedida. Ya era tarde. Su corazón, partido en dos, ya no latía.


Lena

--
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lunes, 25 de agosto de 2008

La Oferta y la Demanda


Juliana rondaba diariamente los almacenes y tiendas de una ciudad de
europa occidental, vigilaba y admiraba jubilosa las multicolores
pirámides de frutas, -el orden- ,la variedad interminable de
verduras, carnes, legumbres y otros mil artículos de consumo
público.
Deseaba pedirle a los vendedores, amabilidad y cortesía para con los
consumidores, repitiéndole siempre con énfasis : "el cliente
siempre tiene la razón."
Implementaba, la decoración, la escenografía, el impacto
publicitario que permitía mantener en todo momento al cliente
activo, satisfecho, con ojos ávidos de consumo. Cada cierto tiempo y
en función de la demanda, estudiaba cómo aumentar el grado de
penetración de ésta, y diseñaba estrategia de nuevas ofertas;
también solía mantener amables entrevistas con los clientes, donde
les preguntaba sobre la calidad de los artículos en venta y el trato
del personal. Y todos ellos coincidían, en que la mercancía era de
primera categoría, que los vendedores eran amables y corteses.
Juliana cumplía sus funciones concienzudamente, el resultado de
éstas le alegraban y la llenaban de orgullo.
(La publicidad, la oferta y la demanda esa era su trabajo, lo más
importante de su vida.)
Un día, después de una de estas satisfactorias entrevistas Juliana
se sintió atraida por un cliente, que poseía unos ojos amplios,
inteligentes, acogedores, que miraba y leía con sumo cuidado las
referencia de cada artículo ,para luego quedar pensativo mirando
hacia la nada.
Tal actitud, le llamó aún más la atención y le desepertó un deseo
indefinible de seguir mirándolo con esos ojos grandes que se fijaban
en todo. Los minutos fueron sucediéndole uno a uno y le extrañaba
que no se hubiese dado cuenta de su insistente mirada – pensó con
una sensación vaga de disgusto -
y decidida se le acercó preguntándole afectuosa: ¡ muy buenas
tardes señor! ¿que desea, puedo serle útil?
-Mil gracias señorita, tan sólo deseo decirle, es que este almacén,
decorado con serenidad y parodia. Me parece una farmacia. Leo:
Biofrutas, Bioverduras, Bioyogures, Biozumos, Biocarnes, Biohuevos,
Biocosmeticos, Bio, Bio y más Bio. Dígame usted por favor ¿a los
otros alimentos, a las otras mercaderias que no son Bio acaso no las
ha parido la tierra?.
Lo que ustedes definitivamente han hecho, es utilizar el término
como una herramienta publicitaria en pro de aumentar el tributo del
erario ya que las mercancias Bio son mucho más caras.
- Escúcheme usted señor. Mi trabajo consiste en ayudar a satisfacer
las necesidades y deseos de todas la personas. Las carencias y
deseos siempre son distintos, yo solo le he ofrecido con mucho
gusto mi ayuda
-Le agradezco su interés por ayudarme, pero a lo que usted se
refiere es al consumismo, si señorita, a un consumismo que hoy
domina el espíritu y la mente de millones de personas, sustituyendo
a la religión, la política e incluso a la familia. El consumo
compulsivo de bienes es la causa principal de la degradación
ambiental.
-Señor usted me está tratando como si yo fuese la culpable del
consumismo.Lo que yo entiendo, es que no hay una voluntad política
para frenar el consumismo de unos y elevar el nivel de vida de
quienes más lo necesitan.
-No , no señorita usted es solo un pequeñísima parte de uno de los
tentáculos de este modelo consumista que finalmente haría perder
las característica de ser personas humanas e individuales para pasar
a ser considerados como una masa de consumidores a quienes se puede
influir a través de técnicas de marketing, incluso llegando a la
creación de "falsas" necesidades entre ellos. Osea publicidad
engañosa. manteniendo y aumentando la triste desigualdad del ser
humano.
¡Pero vaya, no se ponga triste! que yo ya tengo sufiscientes; es que
en realidad tengo tanto miedo que lleguemos a decirnos: permítame
presentarme , mi nombre es Julian, busco una Biomujer, yo soy un
Bihombre,tengo una Bioacama,me gustaría hacer el Bioamor y tener un
Biohijo. Entonces le preguntaría: dígame por favor y perdone usted
la redundancia: ¿ a los otros seres humanos que no son Bio acaso no
los ha parido la tierra?.
-No sea exagerado señor a eso aún no hemos llegado.
-Usted lo ha dicho señorita a eso aún no hemos llegado.

Manuel Ramos Martínez

martes, 8 de julio de 2008

OASIS


¿Piensan que no me doy cuenta de su trampa? ¿Que no adivino qué traman?
Me subestiman; se creen que estoy tan loco como ellos, no tienen ni idea de la inteligencia que poseo.
Llevo tanto tiempo en este lugar que parezco haberme mimetizado con ellos; conozco sus pensamientos más íntimos, sus secretos más oscuros, sus debilidades y fortalezas. ¡A mi no me van a engañar así nomás!
Todos los días escucho sus pueriles y fantásticas historias: unicornios volando sobre sus cabezas, helicópteros de fuego queriendo atraparlos, voluptuosos súcubos invadiendo sus húmedas noches.
Estoy cansado de ser su psiquiatra, el Mesías que los va a liberar de sus tristes vidas distorsionadas hace tiempo; más me valiera jubilarme y dedicarme al ocio, a disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas.
¡Maldición! Otra vez vienen hacía mi, tendré que seguir escuchando sus rutinarias anécdotas; me siento tan solo ¡cuándo acabará mi sufrimiento!
-Venga Doctor, lo necesitamos en el pabellón seis; traiga el maletín por favor.

El interno se alejó seguido de los enfermeros llevando en sus manos el viejo maletín hallado en un basural.


Liliana Varela 2008

jueves, 26 de junio de 2008

La despedida

Era viernes. Llevabas un pantalón de mezclilla vieja, la camisa de algodón a cuadros que te regalé y los cabellos sucios y revueltos. Habías llorado y yo no sabía porqué. Fumabas dejando una estela gris como constancia de tu desesperación. La música quedó atrás. Quise descansar mi cabeza en tu hombro pero separaste tu mundo del mío. Recuerdo la violencia de tus palabras, las manos encrespadas, la sequedad de tus labios cuando quise darte un beso. Te miré a los ojos y respondiste con el silencio más absoluto. Esa noche el árbol se despobló de sus hojas, los astros apagaron su luz en el leve rocío que nos envolvía. Oscureció para los dos. Te sentaste a la orilla de la ausencia y te despediste de mí. Llegó el final. Comprendí que todo terminaba: la vida en común, los amigos, la casa, los hijos. Esa sombra que se interpuso entre nosotros arrebató mi felicidad. Rompiste el pacto al amarlo. Sacaste del bolsillo el dictamen médico. Cuatro letras devastadoras. En la sentencia llevabas el pecado. Las hojas secaron tu cuerpo, eras naturaleza muerta.



Lady López, 2008.

http://ladylopez954 .blogspot. com/

domingo, 22 de junio de 2008

QUE DÍA FUE HOY


Tengo un problema con las fechas. Es, seguro, una enfermedad, o más bien una deficiencia neuronal, de las varias que me constituyen como ser humano, levemente mogoloide, insoportablemente vanidoso de las neuronas que, para mi bien o mal, definen mi inconducta particular que, mirándome de perfil, cualquier frenólogo o, con suerte, el mismo Lombroso, puede predecir y condenar.



Pero también hay un matiz filosófico (obviamente originado en la neurona filósófa) que, quién sabe por qué, se opone a que "hoy" tenga que ser datado, fichado ignominiosamente como a un recluso destinado al entierro en la celda del pasado, con un número, una fecha, bah, que lo diluye en el anonimato numerado.

El hoy vive plenamente, hoy es y punto, no "hoy es el día...". Me niego a macular la dignidad del día que vivo, que hoy llena el universo que es la vida que hoy la conocí, en el Banco al que ingresa a trabajar. Me impresiona, desde varios puntos de vista, no sé que tiene que me produce, un como si. Uno de estos días la encaro.

Alguien preguntará ¿cómo manejo el pasado? Que los historiadores operen con sus fichas fechadas, que los políticos manipulen las fechas que puedan invocarse como la pesada herencia que recibimos, que los poetas evoquen el día que. Para mi, el pasado pasó, no me interesa en qué fecha fue que lo enterré, en qué tumba está, cuantos días duró. No le pongo flores, no ocupo ni un minuto de mi hoy para disecarlo, abrirle las vísceras para determinar la causa de su muerte.

El pasado que aún vive está compuesto de mortales eternidades humanas. Dolores que se hunden y cortan y duelen y no mueren. Ilusiones que esperan eternamente un futuro que se haga realidad cotidiana. Rencores que mascullan sin pausas venganzas y reivindicaciones. Bellezas que inundan el alma y perviven eternamente, ahogan e iluminan. Amores, mágica alquimia de dolores, ilusiones y rencores, bellos y horribles, como una estrella titilando, a punto de nunca morir.

El pasado que aún no murió es hoy, unos días después, me le acerco y, con una voz cavernosa originada en las profundidades de mis bajos instintos, le alabo la espalda. Lombroso lo hubiera predicho, hice el ridículo de rigor, de entre la variada gama de frases ganadoras o al menos para asegurar el primer tanto, elijo mencionar la espalda. Pero es que me tiene loco; orgullosa, erecta, esa espalda va para estatua viva de diosa, el frente expande la majestad de la espalda, la mirada disuelve. De lo único que puedo envanecerme es que en la frase me muestro, además de estúpido, honesto. Cuando empiezo a retirarme, reptando ignominiosamente marcha atrás, me detiene un oh, gracias, que muestra que la diosa trastabilla, no tuvo tiempo para la usual respuesta preventiva, se queda esperando, su espalda y toda ella, sus ojos, ahora que la tengo de frente. Su feminidad me produce mareos. Digo una frase ingeniosa, ganadora, Su respuesta me reubica pigmeo. Ya está, ya caí. Ella se da cuenta, todas las mujeres se dan cuenta cuando pueden agregar una marca a su lista de víctimas.



Hoy la tiene loca el perrito que, en un rapto de inconciencia, ingresamos a la familia (estúpido, esposa, dos hijas, somos cuatro). A un perro, aunque tenga dos meses, hay que mostrarle firmeza y autoridad; un NO firme, mirada de juez de Suprema Corte. El noooohhh prolongado, angustioso de ella, esa huida precipitada, no ayuda, pero me encanta. El monstruo minúsculo, emergido del Averno canino sediento de víctimas y juegos, persigue esos piés, los que sostienen esa espalda de mármol eterno.



¿Cuándo pasó eso? Pasa. Hoy.





--
Carlos Adalberto Fernández

miércoles, 18 de junio de 2008

La despedida




Era viernes. Llevabas un pantalón de mezclilla vieja, la camisa de algodón a cuadros que te regalé y los cabellos sucios y revueltos. Habías llorado y yo no sabía porqué. Fumabas dejando una estela gris como constancia de tu desesperación. La música quedó atrás. Quise descansar mi cabeza en tu hombro pero separaste tu mundo del mío. Recuerdo la violencia de tus palabras, las manos encrespadas, la sequedad de tus labios cuando quise darte un beso. Te miré a los ojos y respondiste con el silencio más absoluto. Esa noche el árbol se despobló de sus hojas, los astros apagaron su luz en el leve rocío que nos envolvía. Oscureció para los dos. Te sentaste a la orilla de la ausencia y te despediste de mí. Llegó el final. Comprendí que todo terminaba: la vida en común, los amigos, la casa, los hijos. Esa sombra que se interpuso entre nosotros arrebató mi felicidad. Rompiste el pacto al amarlo. Sacaste del bolsillo el dictamen médico. Cuatro letras devastadoras. En la sentencia llevabas el pecado. Las hojas secaron tu cuerpo, eras naturaleza muerta.



Lady López, 2008.

martes, 17 de junio de 2008

ANUNCIADO

ANUNCIADO

Esa noche llegó a su casa con olor a victoria, ni bien puso la llave en la cerradura sonó el teléfono. Había apagado el celular. Con un tarareo apuró la maniobra y atendió la llamada. Dejó la sonrisa tras el hola.
No podría conducir,las manos temblaban, el corazón parecía una máquina infernal que aceleraba el ritmo. Llamó un remise. Nunca supo como bajó del automóvil. Sus ojos estaban rojos y ardidos de tanto refregarlos para ocultar las gotas saladas que escapaban desobedientes. Tampoco recordó como llegó hasta la sala de terapia intensiva, sólo recordó a la mensajera de blanco que no le permitió la entrada y que con voz uniforme le dio la noticia. Al rato, piadosamente, un médico trasladó su cuerpo vencido hasta la cama.
Allí estaba ella, envuelta en el sopor anunciante. Se acercó, la saludó con ese saludo de despedida que tenían pactado de años, de siempre:
-Portate bien mamá.
En un murmullo casi indescifrable ella le contestó:
-Vos también
Luego el silencio, ella se durmió como se duermen los niños, con una sonrisa tranquila.
Y quedó la nada.
En blanca ceremonia recorrió la niñez, la juventud, su adultez... su madre siempre adivinaba, nunca había podido mentirle ni en el último momento.
Ya la extrañaba.

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

viernes, 13 de junio de 2008

El fin del mundo

Era el Apocalipsis.Las señales eran evidentes, terremotos, vulcanismos, tornados y toda clase de fenómenos violentos estaban destrozando el equilibrio del planeta.¿Hacia dónde ir? ¿Qué sentido tenía todo ahora?El caos dominaba las calles, todos huían sin saber bien hacia qué lugar; unos rezaban arrodillados en el pavimento en tanto otros maldecían a diestra y siniestra su suerte.Marejadas humanas crecían y se extendían por doquier invadiéndolo todo.Una persona se tiraba desde lo alto de un edificio arrebatando al destino el derecho de decidir el momento justo de su muerte; otros en cambio se escondían bajo las ruinas dejadas por alguna iglesia durante un sismo.Las prostitutas se confundían con las religiosas, los marginales con las gentes de abolengo; en aquel momento todos eran seres con un único objetivo: la salvación.Algunos grupos lograron divisar lo que ellos creían pudieran ser salidas –aunque sin saber hacia dónde.Uno, dos, tres últimas e infernales convulsiones de la tierra ahogaron en flemáticos ríoslos restos de civilización. El bramido del cosmos contrayéndolo todo, luego, el silencio total.De los oídos del escritor, presa del infarto, los personajes liliputienses asomaban prestos a un nuevo mundo.

Liliana Varela 2008

lunes, 26 de mayo de 2008

Una escena fatal




Tenia que preparar el escenario con cuidado. Después de todo el viejo no era nada tonto. Se había dado cuenta de su avanzado estado de gravidez a pesar de que había tomado cuidado en vestirse con ropa holgada y guardado cama fingiendo sentirse mal.
Hacia un año que Alfonso, el hombre más rico de la ciudad, le hizo
una extraña propuesta matrimonial a Lucrecia,una bella madre soltera
de dos hijos, al mismo tiempo que le entregaba las llaves de su casa
y el control de una parte de sus bienes.
- Durante un año estaremos separados y probaremos nuestra fidelidad.
Después nos casaremos.
Lucrecia vio que el dinero le ofrecía muchas oportunidades
entre ella el seguir a Fausto, el cantante que era padre de sus
hijos y ahora otra nueva vida palpitaba en su abultado vientre.
Terminado el plazo Alfonso regreso a su casa, al darse cuenta del
estado de Lucrecia decidió:
- Te doy tres días para que salgas de mi casa, llévate lo que desees
pero no quiero volver a verte.
- ¡Muerta, saldré muerta de esta casa, muerta! refutó,
Lucrecia.
-¡Tres días!... repitió Alfonso con firmeza mientras se alejaba.
Esta es mi casa, no lo olvides… y se fue.
Lucrecia llamó a su hijo menor, Renecito un niño de siete años.
- Anda a comprar veneno para ratas, pero antes busca a Alfonso
avísale que estoy desesperada, dile que piensas que tu madre está
en muy malas condiciones y que te ha mandado a comprar veneno. Si te
pregunta si te mande a buscarlo, le dices que no. La cara de
Lucrecia se contorsiono en una mueca y rompió a llorar a gritos:
-¡Muerta, muerta saldré muerta de esta casa… muerta!
Renecito asustado estalló en llanto y corrió a cumplir el encargo
de su mamá. El niño era el perfecto mensajero, Alfonso lo trataba
como a un hijo.
Lucrecia comenzó a recorrer la casa repitiendo:
-¡Muerta, saldré muerta de esta casa, muerta… muerta!
En uno de los patios recogió una cuerda que estaba tirada. Escogió
la viga más cercana a la puerta y amarro en ella la cuerda y puso
una silla debajo. Era su última carta, la jugaría con mucho esmero. Se paró encima de la silla y aguardo.
Tan pronto que escucho pasos y notó que la puerta se abría, Lucrecia pateó la silla.
-No lo pude alcanzar el viejo estaba ya en el tren para Arequipa, dijo Renecito, al entrar al cuarto y al ver a su madre luchando por su vida, corrió a colgarse de las piernas llorando, mamita…mamacita.

Maria Fischinger @2007

domingo, 4 de mayo de 2008

Jaque al amor

Después de largos meses de navegación, Lorenzo se puso a recorrer
las empinadas y pintorescas calles del puerto de Valparaiso; sus
cerros, le invitaban a ése hechizo de vivir suspendido entre el
cielo y el mar.

Buscaba incansablemente por sus callejas y senderos con quien
hablar, a quien sonreír , pero su timidez le impedía lograr
algún acercamiento , a otra persona; así que se creó su propio
fantasma y juntos contemplando el horizonte del majestuoso océano,
soñaron un mundo más justo, más lleno de amor,para luego
acariciarse hasta la sombra.
Y cuando el sol se despedía lentamente con sus manos estrelladas
invitando a la ciudad a dotarse de la alegría jubilosa de luces,
decidió dejar su fantasma abandonado y bajar por las laderas hasta
llegar a las tristes calles con las sombras que agonizan , sus
marineros borrachos y sus mujeres marchitas.
Ahora necesitaba beber y comer algo, fue entonces que entró al
restaurante que le pareció más hogareño,lo necesitaba tanto. Su luz
era tenue y alegre. Saludó con cortesía y una joven dama se le
acercó y mostrándole una amabilidad calurosa le dijo sonriente y
con voz suave ¡buenas tardes! ¿que se sirve joven? , mentiría
sino dijera que esa sonrisa y esa voz le acariciaron hasta el alma,
era la primera sonrisa, la primera voz de mujer que escuchaba
después de su larga navegación. Le pidió una copa de vino y
venciendo su timidez agregó: ¡gracias por brindarme tan dulce voz
señorita!. Ella sonrió alagada y se alejó . y él de inmediato se
puso a observar a las demás personas de su entorno percatándose que
a muy pocos metros, se encontraban un señor de edad indifinible que
miraba profundamente concentrado el tablero de ajedrez y frente a
él su adversaria una señorita de unos ojos negros maravillosos que
lo miraban con una ternura impresionante ,-debe ser su hija ,-pensó.
Y recordó de inmediato, que antes de arribar a puerto,el oficial
de guardia con una cara de pensador inspirado
le invitó a jugar un partido de ajedrez ,lo que le sorprendió
bastante ya que jamás un oficial podría invitar a un marinero a
jugar, ni menos un partido de ajedrez, pero se dio cuenta que sólo
era para sonsacarle sus ideas sobre las nuevas medidas del gobierno
del presidente Salvador Allende y no se equivocó

- ¿Que piensa usted marinero, sobre las medidas de este gobierno
nefasto y en especial sobre la Escuela Nacional Unificada? -Le
preguntó con prepotencia - .

- ¡A mi parece excelente mi capitán !. Le exclamó con toda
franqueza y argumentó con transparencia sus ideas al respecto: La
Escuela Nacional Unificada es un gran proyecto, un enorme acierto,
pues todos los seres humanos y sin diferencia alguna debieran tener
las mismas posibilidad de estudiar donde lo deseen, y no deben ser
las condiciones económicas las que determinen estos derechos , todo
los seres humanos debemos tener el mismo derecho a la salud y a la
educación. Los derechos deben empezar ante del nacimiento de una
criatura.

- ¡Sus ideas son marxistas, usted es militante comunista !
Gritó furioso el capitán.

- No, no soy comunista mi capitán, tan solo soy un militante de la
vida , y estoy completamente seguro que la Escuela Nacional
Unificada es una medida social justa, creo que este país y todos
los países debíeran dejar de ser clasistas.

Naturalmente, esta respuesta desconcertó al aficial . La
conversación no continuo. Y un silencio de muerto reino el instante.
El capitán le ganó dos veces consecutivas , y en el tercer partido,
recien iniciado , se paró y hechando chispas de enojo le votó el rey
sobre el tablero y le dijo indignado: ¡ como va poder estudiar usted
en la escuela de oficiales, si usted quizás sabe jugar a las cartas.!

¡Que tengo que recordar esto tan indignante , tan vergonzoso ¡ se
dijo en su silencio y de soslayo se puso a observar profundamente
cada una de las jugadas de ajedrez de sus vecinos, llenándose
poquito a poco de un entusiasmo que fue creciendo a tal punto que
cuando la bellla señorita tomo -acariciante e insegura- la torre;
cometió el grave error de decirle en voz alta:¡ no, esa pieza no
señorita, juegue con el alfil!

Ambos se volvieron hacia el, le miraron con reproche y el señor le
dijo alterado: ¡ su jugada es perfecta , pero jamás debe hacerse
esto en una partida de ajedrez!.

Apartó lleno de vergüenza sus ojos del tablero , les pidió
disculpas por su falta y de inmediato llamó a la camarera .y le
pedío la cuenta , en verdad el quería huir a esconder su vergüenza
en la oscuridad de la noche , pero en ese preciso instante el señor
se paró de su asiento diciéndole amablemente :por favor no se vaya
lo invito a jugar un partido de ajedrez

- sorprendido y exigido por su falta cometida, aceptó con
gusto la amable invitación.

Jugarón un partido y a pesar de ser él el perdedor, sintió la
alegría de un vencedor, había logrado hacerlo pensar sostenidamente
e incluso demasiado. Seguramente debe ser un principiante pensó
borrando su alegría, solo por un instante, ya que el señor se
presentó como el maestro Letelier y con una seguridad indiscutible
le dijo: usted tiene mucho talento, si mucho insistió y mientras le
estrechaba su mano , le presentaba a su acompañante, No se había
equivocado era su hija,que le pasó su mano delicada y le dijo
melodiosa, mostrándole su bella mirada ¡mucho gusto Gracias ¡ una
sonrisa amplia se le dibujó en sus labios como respuesta agradecida
a tanta delicadeza. Sabe usted prosiguió diciendo el maestro ,
mañana sábado se inicia el campeonato local de ajedrez en el "Club
Reina Negra" que es el que yo presido , me gustaría que usted
asistiera , jóvenes como usted debieran ganar experiencia -dijo
entregándole su tarjeta de presentación e invitación.

- Muchas gracias señor, discúlpenme una vez más mi error es que
estaba tan inspirado y la señorita Gracias jugaba tan bien que me
parecío injusto que perdiera esa jugada , le repitió con honestidad
sus disculpas.

- No se disculpe tanto joven , ésto no tiene justificación alguna,
pero, ¿cómo se llama usted?
-me llamo Lorenzo-
-Ya todo ha pasado Lorenzo, son situaciones que hay que reflexionar,
para que se conviertan en experiencias, le contestó siempre
comprensivo.
-Gracias por el consejo le contestó sonriente Lorenzo y mirando
los bellos ojos negros de Gracias. dijo despidíendose: ¡ha sido un
gran placer conocerlos , hasta mañana!

Durante todo el camino hacia la bahia no dejó de acompañarle en
ningun instante la hermosa imagen de Gracias, sus ojos de mirada
profunda, su delicada voz ; y el elogio inesperado , de nada más
ni nada menos que del maestro Leterier.

El nuevo día, jamás lo olvidará pues estaba sumido de deseos de
verla , olvidarse de la dura faena marítima reposando su mirada en
los bellos ojos negros de Gracias.
Y con unas ansias de enamorado por primera vez, caminó rumbo
al "Club Reina Negra", pero al llegar y al entrar su sorpresa fue
mayúscula pues con la primera persona que se encontró fue con el
capitán del buque que al verlo no pudo ocultar su malestar, se lo
manifestó plenamente en su terrible mirada . haciéndolo sentir ,
extraño, ajeno muy lejano, sus ojos escrutadores eran en extremo
desagradables, que no los podía soportar. Felizmente en ese preciso
instante entraba el Señor Letelier acompañado de Gracias que
saludando afectusamente y dirigiendose al oficial le dijieron:
hola capitán Vivar este joven se llama Lorenzo tiene mucho talento,
si repitió Gracias podrías jugar con el y acercándosele le besó
cariñosamente.
Lorenzo sintió una desilusión inexplicable , una decepción
indefinible . pues a pesar que sólo había cruzados algunas
palabras de despedida , y visto tan solo por un instante sus bellos
ojos negros , sentío un tormento de celos inconcebibles. Me ha
ganado tres partidas de ajedrez, me ha humillado y ahora me
arrebata mi bella desconocida ,pensó desilusionado.
Debió hacerle mucha gracia su apariencia, al oficial pues sonrió
burlonamente.
Lorenzo sintió esa sonrisa como una bofetada. Se turbó, se puso
colorado y no sabía qué hacer con las manos ,una impotencia
desconocida le invadió completamente.

-¡Veremos! exclamó siempre en tono burlón el capitán y acariciando
airoso de vanidad sus bigotillos cuidadosamente recortados lo invitó
a jugar.

Lorenzo se sentó mirándole como se inclinaba sobre ella y depositaba
un beso en sus lozanas mejillas, como dando con ello iniciado el
partido .
Esto le hizo experimentar un cambio impresionante a Lorenzo ,
desde ese instante no existió otro pensamiento más que el tablero de
ajedrez y su dignidad. Jugó como jamás se hubiese atrevido a
imaginar
cada una de sus jugadas eran una muestra de maestría admirable
que hacian cambiar lentamente de semblante al oficial Vivar,que ya
no manifestaba su arrogancia con esa sonrisa burlona , ni se
acariciaba vanidoso sus bigotillos cuidadosamente recortados.
Lorenzo lo venció tres veces consecutivas y con numeroso público a
sus alrededor.
EL capitán se paró encendido de vergüenza y se depidió fingiendo
amabilidad y creyendo que las demás personas no lo notaban le
acercó su boca a sus oidos y le dijo en secreto silencio: nos
veremos en el buque
marinero.


Gracias, que lo había notado abslutamente todo; se acercó a lorenzo
y le dijo sonriente: Te felicito Lorenzo has vencido a un gran
jugador de ajedrez , pero ¿Dime a que se debió tu actitud
extremadamente nerviosa? Sin embargo, él fue lo suficientemente
engreido, pero luego al ver que lo vencias con clara maestría ,
fue cambiando; ojalá esto lo haga reflexionar y cambie de actitud,
en un juego podemos ser adversarios , pero nunca enemigos , ¿pero
dime tú conoces a Vivar?
-Si Gracias yo conozco al capitán Vivar; navegamos en el mismo buque
- Esto explica tu nerviosismo. Figúrate le has ganado a tu capitán.
- Me temo que vas a enfadarte, pero debo decirte que lo nervioso,
era por los inmensos celos que sentí cuando beso tus lozanas
mejillas.
-Pero,Lorenzo nosotros apenas nos hemos visto , ¿qué sábes tú de
mi? Le preguntó sorprendida.
-Lo mismo que has dicho lo pensé en el mismo instante que acarició
tu rostro con sus besos
-Lorenzo, el no es mi novio y ni es mi pretendiente, el es mi tio.
-No sabes lo feliz que me hacen tus palabras me parece que todo
había sido un horrible sueño y que sólo ahora estoy despertando.
-Lorenzo me siento atraida por tus palabras, por tu sinceridad, pero
te repito nosotros no nos conocimos a extremo tal que puedas sentir
celos
-Lo sé Gracias, lo sé, pero yo Jamás he programado el amor .
¿Aceptarías mi invitación a caminar por las calles?
-Si, salgamos de este encierro la noche es tibia, me gusta
pasear construyendo sueños.

La apacible oscuridad invitaba a mirar sus ojos astrales, a sentir
las caricia de su brisa de mar sobre la piel a caminar en silencio.
Pero Lorenzo motivado por conocer mucho más a Gracias quebro este
silencio:

- ¿Qué haces Gracias?
- Soy pintora , adoro los colores , sus matices, los paisajes, los
rostros.
-¿Y has píntado el amor?
-Siempre pinto el amor
-¿Y qué es el amor?
-El amor es todo
-Pero, el odio no puede ser amor.
-Se necesitan, si existe el odio, existe el amor. La guerra y la
paz, el invierno necesita del verano como el otoño la primavera ,lo
oscuro y cálido de esta noche posibilita la luz de un nuevo día.
- ¿Podría verte y escuharte a la luz del día , y también de noche?
Es que me gustaría verte siempre Gracias, siempre
-Bueno te esperaré mañana y te mostraré mis pinturas, estoy
exponiendo en "La galería Arte", perdona Lorenzo, pero ya debo
volver , no debo dejar solo a mi padre.
-¿y tu madre?
-Mi madre ha fallecido hace muy poco tiempo.
-Lo siento Gracias , me imagino lo triste que debe ser, perder una
madre
- Si, mi padre la amaba inmensamente y creo que siempre la
amará .Ahora siento el deber de acompañarlo , nos hemos quedado sin
ella.
- ¿y el capitán Vivar?
- El pasa horas discutiendo con mi padre sobre la situación
política nacional , es que Vivar no desea que el país experimente
cambios políticos , por ejemplo, él no está de acuerdo con la
nacionalizacion de las empresas , y mucho menos con lel proyecto ENU
escuela nacional unificada, y piensa que todos aquellos que
sustentan una posición distinta , son comunistas o extremistas y a
estos hay que odiarlos.
Es evidente que existe un boicot económico político y social de
parte de los grandes empresarios y terratenientes apoyados por los
interese de las potencias capitalistas , es obvio que ellos no
desean que los países se independicen económicamente, ellos desean
seguir explotando nuestras riquezas, a costa de la miseria de tantos
y el enrequizimiento de los sectores sociales más pudientes y por
supuesto las fuerzas armadas no están ajena a este boicot, más aun
las fuerzas armadas han afianzado históricamente el poder de los
explotadores
- Es admirable ¿cómo sabes tanto?
- Es que estoy acostumbrada a escuchar este lenguaje , mi padre. Es
un hombre con conciencia social , el dice que sólo los cambios
políticos que se xperimenten terminará con tantas injusticia.
- Y yo que me sienta tan ajeno a esta realidad. Tú sabes que los
soldados no tenemos derecho a voto. Y se nos prohibe participar en
todo acontecimiento político y participamos sólo para reprimir las
manifestaciones por los derechos a mejor vida , como si nosotros no
viviéramos como si no pagáramos arriendo, como si no fuéramos
ciudadanos.
- Pero tú sabes Lorenzo, tú sabes mucho de la vida yo puedo hablar
sobre los océanos , pero tú has navegado sobre sus aguas, yo puedo
hablar de puertos, e islas lejanas pero tu las has visitado, has
caminado sobre su tierra, las has tocado, las has olido. Disculpa
Lorenzo,se hace tarde, tengo que dejarte, mi padre debe estar
preocupado por mi ausencia.
-¡Adios Gracias hasta mañana! ha sido un día tan bello estar junto
a ti -le dijo besandola con dulzura en su rostro-
-¡Adios Lorenzo! nos vemos mañana a las 10:00 AM en la
galería "Arte"

Lorenzo caminó pletórico de alegría por la solitaria costanera
hasta llegar al buque y repetíase : Qué hermosa es Gracias , pero
si estoy lleno de ella,como quisiera acariciar sus sueños y
obsesionado por verla a plena luz del día , cerró sus parpados
pronunciando su nombre entre sus labios.

Mientras gracias sentía la satisfacción de haber complacido a
Lorenzo a caminar por las calles.Le era agradable que la
quisiera .Sentía algo extraño en su corazón aquella noche.El amor
hizo sonar su preludio en su espíritu.


Al día siguiente un cielo inmensamente Azul y un sol luciente los
despertó y los llevo a la cita.

-¡Buenos días Gracias, que hermosa mañana dominical y como
ilumina el sol tu hermoso cuerpo!
- ¡Hola Lorenzo, buenos días!, cierto el día es
maravilloso , pero si tú eres un poeta
-No, no soy poeta, lo que sucede es que tu eres una poesía.una bella
poesía.
-Gracias ,pero ven, entra , mira estos cuadros, son poesías
silenciosas . No se si te gusten
-Son bellos estos cuadros tuyos,pero pareciera que hablaran en voz
alta.
-¡Gracias Lorenzo! es que todo habla en nuestra vida, todo se
manifiesta.

Caminaban lentamente concentrado en los colores y sus matices y de
momento a momento se acariciaban con sus miradas de amor divino

-Gracias yo quisiera que este momento no terminara jamás,me has
dado tantos sentimiento, tanta sensibilidad. Lo único que me
entristece es que luego zarparemos y arribaremos nuevamente a
puerto el próximo mes y deseo y si tu lo permites poder pasear
contigo estos pocos días y soñar,¡es tan lindo soñar!
-Si Lorenzo yo también deseo pasear y soñar junto a ti.
-Lorenzo se inclinó sobre ella y se lleno de emoción le acaricio el
pelo negro azabache, le miró en los ojos donde brillaba gran
felicidad y le beso tiernamente sus labios y le dijo: te
quiero.Ella se puso colorada . Contestó a media voz: yo también te
quiero.

A Lorenzo le divertía ir a buscarla allí. Observaba , cómo pintaba
hábilmente, sobre las telas las puestas de sol con el rojo
derramado, los ramos de flores rebosantes , la tormenta y la calma
de los mares y los besos de amante cladestinos. Con interés
observaba con qué facilidad nacen entre las manos de Gracias los
cuadros y silenciosamente los admiraba.Al terminar el trabajo en el
taller de pintura se iban caminando tomados de la mano lentamente
por la larga y solitaria costanera hablando con confianza que es la
llave admirable para revelar los secretos de la vida y del mundo.

-Gracias hoy es nuestro último encuentro mañana zarpamos a primera
hora quiero decirte que deseo casarme contigo compartir nuestras
vidas, Cuando arribe a puerto nuevamente podemos planificar
nuestro casamiento.

Gracias lo miraba sorprendida con su rostro iluminado buscaba las
palabras para explicarle lo prematuro de este noviazgo

-Me estás mirando como si te hubiese secuestrado mi amor.

-No sabes lo dichosa que estoy, pero considero que es demasiado
rápido para contraer matrimonio, creo que no nos conocemos lo
suficiente ,siento que te amo , pero necesito estar segura de ti,
quiero saber en verdad quién eres.

-Tú sabes que te quiero mi amor y eso es lo fundamental para unir
nuestras alma; yo no puedo implorate que te cases conmigo,

-Lorenzo yo no he dicho que no desee casarme contigo , solo pienso
que es demasiado prematuro.

-Gracias, nací en el desierto árido del norte, me cubrió siempre su
cielo amplio, pero no conocía el mar y mi sueño era navegar por sus
aguas, capear los temporales, deleitarme con su calma y lo he
logrado.
Los seres humanos debemos experimentar para conocer de verdad . solo
casado podemos realmente conocernos en la verdadera dimensión ,
pero jamá nos conoceremos en todo los sentidos, ni siquiera nos
conocimos asi mismo . Por eso te digo tuve que salir a navegar para
saber de temporales y la calma.
Ven mi amor mira como juegan los niños con los arboles acaso no te
gustaría ver en este instante tu hijo nuestro hijo jugando a la paz.

-Sería hermoso mi amor , sería verdaderamente hermoso y que nombre
le colocaríamos si fuera hombre y que nombre le colocaríamos si
fuera mujer

-si fuera mujercita me gustaría que se llamase Paz y si es hombre
tu le buscas el nombre

- Cuando regreses hablaremos de nuestro futuro mi amor, ahora deseo
que me beses en silencio y recuerdes siempre la fecha de hoy

-Tenemos una noche intima, calida como tus ojos, como toda tú . como
podría olvidar esta fecha en que nos vestimos de amor ¡nunca
olvidaré esta fecha!

-No nos hace falta nada .Solo nuestro amor y este nos sobra; ojalá
que me quieras siempre Lorenzo

-Gracias no puedo decirte adios sino hasta pronto. Te llevo
retratada en la retina de mis ojos y en mi alma. Ahora tengo con
quién irme a navegar los mares y enseñarle que el sonido de las
olas es música en el silencio

-Lorenzo me dejas tus caricias, besos y promesas fijas a mi piel. Te
estaré esperando para seguir soñando en los caminos de la vida.

Jámas se hubiese imaginado Lorenzo que a bordo de la nave lo
esperaba el capitán que con la misma arrogancia de siempre. Lo
detuvo sin miramiento y acusándolo junto a otros marineros, de
alta tración a la patria los entregó a un grupo de oficiales de
infantería de marina.Que a golpes de puños, puntapies y culatazos
fue llevado a un centro de tortura.

-Tu no mereces llevar este uniforme le dijo un oficial sacándole a
tirones la escarapela y gritándole tu ¡has traicionado a la patria,
eres un extremista!
-No, yo no soy extremista

-Eso es lo que eres un extremista de mierda , así que empieza a
contar ¿cómo se llama tu jefe? ¡contesta mierda!

¡ no tengo jefe!

- ¡Te mandas solo estúpido! mira ves aquí tenemos toda la estrutura
píramidal de tu partido empieza a nombrar wueones:

- y mas golpes y más golpes interminables.

-Sabes desgraciado, tu amada Gracias espera un hijo.

-Gracias un hijo , ¡mi hijo, nuestro hijo! ¡a ella no la tocan!

- Empieza a nombra a tus compinches wueon si desea que no te
toquemos a tu Gracias

-Yo no tengo jefe criminales les dijo con furia y recibió un golpe
inmenso sobre su rostro. Lanzó un grito desgarrador y cayo
rudamente sobre el suelo.

¿Cuánto tiempo habría pasado? ¿Una hora, un año, un siglo? No lo
sabía. Parecía que estaba hundido sin piel en la sal, Un dolor
inmenso le invadia hasta el fondo de los huesos y tan solo el
recuerdo de su amada Gracias lo mantenía vivo. Su ropa interior
estaba hecha girones, su carne mostraba las huellas de las culatas
de fusiles, los golpes lo habían convertido en un muñeco grotesco y
trágico. Lorenzo fue brutalmente torturado. y encarcelado antes de
enviarlo a un campo de concentración.
Mientras Gracias preguntaba sumida en lágrimas
-¿Dónde está?
- En la cárcel.
Lloro desesperadamente. Sintio unos deseos locos de ver a su amor,
de abrazarle y no separarse nunca de su lado
-¡Quiero ir donde Lorenzo! gritó
- Espera come algo antes
Yo no puedo aguardar dijo y salió corriendo por las calles. Por
fin , muerta de fatiga llegó a la cárcel
Era un edificio lúgubre, siniestro. Se acerco al guardian
-¡Quiero ver a mi amor! Suplicó
- Quién es usted y ¿cómo se llama su amor?
- Soy Gracias; el se llama Lorenzo, Lorenzo Rivas
-Espere un momento
-Gracias esperó , se miro los brazos y penso ¡le hubiera traido el
mejor manjar del mundo!.-Pero solo tenía su corazón lleno de amor
para ofrecerle y en sus entraña un hijo ,su hijo,- nuestro hijo y
sonrío de felicidad.
-Escuche solo tiene diez minutos de visita.
Se miraron entre los barrotes y se acariciaron con palabras y miradas
-¡Oh amor mio como te han dejado! Estos criminales , como quisiera
curar tus heridas a besos , Mi amor espero un hijo esta hermosa
noticia ¿puede curar tus heridas?
Le dijo tocándose el cuerpo y tendiendo sus finas manos hacia el ,
pero no podia tocarlo
-Si mi amor tu bella presencia y nuestro hijo curan mis heridas,
son un puñado de sol en esta oscuridad.
-Te esperare siempre mi vida , siempre te esperaré y no lo olvidaré
que si es mujercita se llamará Paz.
Fueron cuatro largos años de prision en un campo de concentración.
Nació Paz y felizmente la hermosa Gracias lo esperó siempre .
Ahora viven en el corazón de europa y cuando en las noche de
invierno blanco en la bella Viena juegan un partido de ajedrez se
dicen jaque al amor se besan y recuerdan a tantas gaviotas
peregrinas.
continuara
MANUEL RAMOS MARTÍNEZ

Los abuelos de el general.

El Patio de mi casa. Los abuelos maternos.

Ya fue contado que toda la familia del general, vivía en la misma casa.
Sus abuelos, se llamaban, Marcelina y Valentín.
Marcelina procedía de un pueblo llamado Fontanarejo de los Montes,
cerca ya de la provincia de Toledo.
Esta localidad, producía grandes cosas…aceite de sierra, algo de
cereal, una abundantisima cantidad de caza mayor y menor y sobre todo,
y lo mejor de todo: sus habitantes. Una de estas personas, era su
abuela Marcelina.

Los recuerdos de sus ocho añitos, vividos agarrado a la falda de su
yaya Lina, hacían que así pensara y sintiera nuestro querido general.
La casa de Lina, era de acogida de todos los lugareños del pueblo, que
por necesidades medicas o de resolver asuntos burocráticos, se
desplazaban a Ciudad Real. Las puertas siempre estaban abiertas, sin
necesidad de ser familia o tener algún lazo de unión, mas o menos de
compromiso.

Una gravísima enfermedad, la hizo padecer mucho tiempo, hasta llegar a
fallecer entre los llantos de todos y el rezo de un rosario tras de
otro, que su hija la mas pequeña, -solo eso hizo-, se empeñaba en
mandarla al cielo en aburrida y monótona letanía.
La madre del general..., digna heredera de Marcelina, hacia de
enfermera poniéndole las inyecciones y limpiando la poca ropa que
había, para preparar una digna mortaja.
El abuelo del general..., ¡era una delicia!; ahora en la lejanía del
tiempo, el militar reconoce la valía de aquel hombre, su querido
abuelo.
Reconoce en el a los genes heredados: era travieso, cariñoso,
divertido, humano…así era el abuelo del general.
Como ya se ha indicado, se llamaba Valentín.
Hombre enjuto, de pelo blanco,- las fotos de la época lo dicen-; sin
ser alto, al general le parecía, como una enorme montaña.
Usaba chaqueta y chaleco en todo tiempo; se tocaba con boina de tamaño
medio, muy propia de Daimiel, su lugar de origen.
Valentín, fue un gran cocinero. De hay proviene la afición del general
a ser un cocinilla. Repito que era un gran cocinero, si que lo era.
El Obispo del momento y la Academia General de Enseñanza, podrían dar
fe de mi aserto. El era el encargado de las cocinas de los dos sitios
y la "alta sociedad" de la época, se acordaba de el, cuando en bodas u
otras celebraciones, había que hacer pitanza para mucha gente, y así
matar el hambre, que mucha había. Este fue su oficio principal.
Además como afición, ejercía de carpintero. Todos los trabajos de este
oficio que se hicieron para construir aquella casa, salieron de sus
manos.
En la acera de enfrente de aquella casa, había una carpintería. Era
propiedad de Julián Cabañas, un medio primo de Valentín, que le
permitía por las tardes, realizar estos trabajo en el taller.
¡Qué cantidad de grandes personas que han sido, y que nadie les supo
reconocer su esfuerzo!.
En la construcción de la casa, el general me ha contado que su madre,
en aquel enorme cochecito en el cual sacaba a pasear a sus hijos, si
encontraba una piedra, un ladrillo o algo que aprovechara, lo ponía
debajo del bebe y lo dejaba en el solar, que luego seria la morada de
todos. Así estaban las cosas.
Era el general el ojito derecho de Valentín; lo tomaba en sus brazos y
lo llevaba a la cuadrilla, donde con gran arte, le fabrico un carro de
tamaño
medio, en el cual el militar, transportaba a sus tropas, a nuevos
campos de batalla.
En una huida mal planeada, el carrito volco. Al realizar el parte de
bajas, su primo Fernando (Chatete) y su prima Mercedes (la Merce),
sufrieron un descalabro; uno con el grifo que goteaba siempre, la
otra, contra los ladrillos del arriate de flores que la madre del
general, cuidaba con esmero.

Los llantos desaforados, consiguieron que el general, se batiese en retirada
en dirección a la calle; al cruzar la misma…el único automóvil, un
Ford T de un conde, único en la ciudad, lo atropello y dio en tierra
con tan aguerrido militar.

Era el día de la Virgen del Rosario. El reloj de la Catedral dio las
4:30 y a las 5:00..., comenzaba la corrida, en la plaza de toros.

Emilio Medina M.


PD/ En homenaje a todos los hombres y mujeres, que en aquella época y
con solo su esfuerzo, tuvieron los redaños de sacar adelante, en
muchos casos , a su numerosa familia. Mi reconocimiento por ello.

El general.

PUERTA CERRADA


Ganador del Primer Premio del "Certamen Cuentos Brevísimos 2008" organizado por el Grupo Almafuerte de Berazategui.



Cuando escuchó la sirena Julia lo supuso. Otra niña violada. Otra vez había pasado. Tres violaciones, esto no tenía fin. Hacía 10 años de la primera, por ella tuvo una condena de 5 años. Salió en libertad. Pocos años -pensó Julia- el tratamiento psicológico lo hubiera ayudado pero él no lo quiso terminar, quizás hubiese sido efectivo.

La segunda violación 3 años de cárcel. ¿Cómo es posible? –se preguntó- Y ahora las sirenas policiales la enloquecían. Qué había hecho mal- se auto reclamaba- Seguro vendrá en busca de cobijo, llorará su arrepentimiento, después amenazará con el suicidio y por último intentará convencerme para que le dé una coartada. No está bien, nunca lo estuvo. Esto no puede seguir así, debe tener fin, las niñas no tienen la culpa de sus drogas, de su propia niñez, ni de mí.


Tal como supuso esa noche llegó cansado, llorando, a pedirle algunos pesos. Julia lo abrazó como sólo ella podía hacerlo. Le preparó un café con leche, hasta medialunas había comprado para él esa tarde.

Carlitos se extrañó del recibimiento, por lo general siempre había reproches. Tomó la taza, estaba caliente. Prendió el televisor, mientras ella traía las medialunas.

Julia abrió un cajón de la alacena, se dio vuelta, lo miró con lágrimas y disparó. Cayó muerto, cinco disparos efectivos terminaron con su vida. Se arrodilló para besarlo y en voz muy baja le dijo: Hay cosas que una madre debe arreglar con sus hijos a puerta cerrada. Respiró hondo y apoyó el revólver en su sien.


Al día siguiente los noticieros anunciaban que el violador se había entregado en una localidad cercana.


Elisabet Cincotta

Elisabet Cincotta
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miércoles, 23 de abril de 2008

EPÍLOGO

Dice el maestro que el día del Corpus es muy importante, y que ese día reluce como el sol:
-Tres jueves hay en el año que relucen como el Sol: Jueves Santo, Corpus Cristi, y el Día de la Ascensión.
Y debe ser verdad, porque hacía un calor... Este año, han puesto una película del oeste. Yo creo que esa película es la qe tiene la culpa de todo. Porque si no llegan a ponerla, no pasa nada. Pero claro, tuvimos que ir todos los niños de las escuelas a la procesión. Bueno, también iban los de todas las hermandades, los niños de Primera Comunión, el alcalde... todo el pueblo, vaya. Y como se hacía tan larga, dijo Perico:
-La película va a empezar antes de que acabe la procesión.
-Entonces no podemos verla... -dije yo.
-¿Y si nos escapamos al llegar a una esquina, como hace el “Botija” los domingos cuando vamos a misa?
-Eso, eso -Aceptó el “Pulga” en voz bajita-. Si al “Botija” no lo pillan...
Y así lo hicimos. Al llegar a una esquina, muy cerquita del cine, echamos todos a correr y nos escapamos. Sacamos nuestras entraditas y nos metimos en el cine. Todo muy bien. Pero claro, el “Botija”, cuando se escapa, se escapa sólo. Y nosotros nos habíamos escapado media clase. Menos mal que la película era buenísima. Colt5 45. Entre tanta tarea, cartas y visitas de las madres al maestro, esa película es lo único bueno que nos ha pasado hasta fin de curso.
El Viernes, al llegar a la escuela, don Francisco se puso en la puerta con la regla en la mano, cuando yo fui a entrar, me puso la regla en el pecho y me empujó, suavemente, hacia fuera... Después, al entrar Perico, como vio la regla dirigirse a su pecho, ni se molestó en intentar entrar. Y así, de uno en uno, nos fuimos quedando todos en la puerta. Y eso que no hubo chivatazo ni nada... Anda que no sabe nada don Francisco cuando quiere.
-¿Por qué os habéis quedado en la puerta? -pregunto don Francisco.
Como si el no lo supiera...
-Es que al llegar a la esquina del callejón que da a la taquilla de cine, pasó el tío del saco y os secuestró. ¿Verdad? -continuó- ¿No tenéis nada que decir?
Y como mi madre dice que calladitos estamos más guapos, pues no abrimos la boca en todo el día. ¿Para qué? De esa manera sólo nos castigó ese día sin comer.
...
Días después llegó una carta del colegio: había aprobado. O sea, que en septiembre me vine interno al colegio. Mis padres se pusieron muy contentos. Yo no sé si porque me voy a convertir en un hombre de provecho, o porque se iban a librar de mí. Y la “Petro”, mi vecina, siempre tan graciosa:
-Al final, hasta mi limonero va a dar más fruta -comentó, entre risas, la graciosa.
-Tienen sus problemas estos diablillos, pero capacidad para de abrirse paso en la vida les sobra –presumió don Francisco con mi padre días después de comenzar las vacaciones.
Perico, se fue a otro colegio, y el “Pulga” y “Rompehigos”… En el pueblo no ha quedado ninguno de la pandilla.
¿Habrá sido este verano el último verano feliz de mi vida?
............ ........
Manolo Cubero
Postdata.-
Aquella pandilla de diablos se disolvió en diversos lugares. Cincuenta años después se han vuelto a juramentar para abrazarse una vez al año mientras el cuerpo dé fuerzas. Pero la necesidad de cambiar las algarrobas por un plato de cocido los obligó a abandonar su terruño para darle la razón a don Francisco: supieron defenderse en la vida. Si uno de ellos se convirtió en empresario catalán, otro alcanzó una cátedra en la Universidad Autónoma de Madrid, o fueron Directores de institutos, Jefe de Servicio en la Administració n Pública, jefe de mantenimiento regional en alguna multinacional de las telecomunicaciones. ..
Y, sobre todo, fueron capaces de esconder una amistad en la distancia que floreció medio siglo después.



Manuel Cubero
http://manuel- cubero.bogspot. com/