jueves, 9 de octubre de 2008

Crónica de la violencia V

Espero que el perro no raspe más la puerta, no voy a dejarlo entrar. Parece que supiera lo que tengo adentro mío.

Estoy tranquila, lo saqué a pasear con su correa y lo llevé por todos lados; él intuyó que era algo así como la despedida.

¡ya tendrá un dueño mejor que yo!



Gritos otra vez ¡qué raro! mis viejos peleando con mi hermano como siempre, tratando que dejé de drogarse y de vender merca por todos lados.

¡Giles totales! ¡como si fuese a pasar!

Menos mal que tengo esta pieza para mí sola sino creo que reventaría.

Gracias a la loquera me dejan en paz y no me joden mucho; la última vez les dijo que si me presionaban iba a mandarme alguna locura; al menos la mina para eso sirvió porque lo que es para hacerme sentir mejor: nada de nada.

Ellos piensan que el problema es que soy adoptada; que me enteré de grande; que estoy en la “búsqueda de mi identidad real” ¡cómo si fuese ese el problema!

¿Qué carajo saben lo que me pasa por dentro?.

Y si supieran ¿les importaría algo? No creo, Jamás se preocuparon de nada de lo mío.

Acaso ¿saben que me corto con cuchillos o trinchetas cuando me siento mal, cuando pienso que soy una mierda? ¿se enteraron que me corté el pelo en un ataque de locura total porque no aguanto mirarme al espejo ó que mis dibujos son todos sobre la tumba en que quiero “vivir”?

¡No saben nada…ni les importa!

Total, la edad es justificativo para todo. ¡Dejá a la pendeja de mierda que no venga a comer si no quiere! “Está loca..¿no oíste lo que te dijo la psiquiatra?”

Esas son sus frases favoritas; por eso ahora ni vinieron a decirme que está la comida, ellos saben que sino fui es porque no quiero comer. ¡Mejor así, la despedida será más fácil todavía!

¡Tantas veces escribí mi obituario en los cuadernos que tengo! ¡Tantas veces soñé mirando desde esta ventana convertirme en pájaro y volar! ¡Sacarme de encima esta sensación de porquería de estar como encerrada en mi misma, odiándome y dándome asco!

¡Hasta la pared marqué con mi deseo!

¡Si pudiese ser libre de una vez por todas, sentirme bien conmigo misma! Desplegar las alas y elevarme; abandonar este lugar de mierda y soñar.

¡Sentirme en paz!

Dieciséis pisos y la libertad.

-¿no vino a comer Eugenia?¿Estará bien?

-Dejála, dijo que iba a dormir temprano para ver si se podía sentir mejor mañana ¡cómo si fuera posible!. Mejor vamos a ver tele.


Dieciséis pisos más abajo, Eugenia yacía ojos al cielo…dormida y en paz.


Liliana Varela2008

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