sábado, 30 de octubre de 2010

Bartolo tiene una flauta

Bartolo tiene una flauta

Andrés no tenía un dios, ni una historia, ni un Adversario al que temer... No sabía preguntar por la Causa Primera. Cuando se le pregunta por el Dueño de Platanar, o cualquir lugar o cosa, dice lo que todos. «De Bartolo». ¿Y a dónde va Vicente? «Supongo que donde va la gente»... por eso fue más creíble, cálido, consolador... más humano que mi abuelo y mi padre. Por ser técnico, sin ser especulador utilitario, siendo eficaz en lo suyo, aunque impreciso en todo lo demás, él carecía de preocupación metafísica, mas no de sentido común; de angustia religiosa, mas no de bondad.

De modo que a los que le pidieron definirse con pretensiones de jerarquía o posesiones de pequeñoburgués, por razones de la Cuba polarizada entre revolucionarios del Movimiento 26 de Julio y el candidato marioneta de Batista, Andrés Rivero Agüero, decía que 'yo por el único que voto es por Bartolo'. «Pero, ¿no que tienes un platanar allá en Ceiba Mocha? ¿De quién es la hacienda entonces?»

«De Bartolo», decía y Bartolo siempre era cuaquiera, menos él.

«¿Y por quién votará el Dr. Abram y su familia?»

«¡Pero no sabes! Son ciudadanos estadounidenses».

«Eres más resbaloso que una babosa con las mano enjaboná! ¿Chico, de qué partido eres?»

«Del de Bartolo».

El 3 de noviembre de 1958, el granuja de la chapuza eleccionaria Rivero Agüero fue declarado presidente. Y un mes, más tarde, Batista creía que sostendría su poder, electo su 'hombre en las eleciones', pese a que en La Habana, William D. Pawley, vocero del gobierno estadounidense, en reunión de tres horas, le dijo que se retirara a su mansión de Daytona Beach, Florida. En uno de esos recortillos que tuvo La Abeja bien guardados en su oficinilla del sótano, se leía la prensa habanera, citando a Terrence Cannon, editorial que decía: «Los Estados Unidos no enviará sus marinos (a solucionar esta 'mierda' de parar a Castro) por una razón básica: no se teme a la Revolución. Es inconcebible para los diseñadores de la diplomacia estadounidense que una revolución en Cuba se vuelva antiamericana. Después de todo, las compañías de los EE.UU. son dueñas del país»: a saber, $77 millones de ganancias anuales por sus inversiones en Cuba; 90% de los minerales en sus minas; 80% de las ganancias por utilidades y servicios públicos; el 50% de los ferrocarriles; el 40% de la producción de azúcar; el 25% de los depósitos en los bancos. «Sin capital americano, Cuba se jode, chico». Y emplean a menos del 1% de la población.

«Si Batista se va, ¿de qué viviremos, don Andrés?»

Y riendo, otros paisanos contestaron, oyendo que Andrés dijo 'pues a vivir de Bartolo': «De las putas». Y puede que sea cierto, si repasamos estadísticas de 1959, que calcularon entre 11,500 y 12,000 mujeres que vivían de la prostitución, cuando la fuerza de trabajo femenina en la nación fue del 4.8%.

Los EE.UU. dio ese último año de Batista su últimi millón de dólares en ayuda militar; lo aprovisionó de armas, tanques, barcazas y suministros militares. Les entrenó, en misiones conjuntas, en las tres ramas de las Fuerzas Armadas estadounidenses y bases. Mas ya estaba cansado del pillaje. Empezó a pedir a los hombres de rango de Batista que se vayan, que recojan sus últimos botines y se larguen a otros países a disfrutar sus ladronerías y patriotismo falaz. De hecho, cuando la revista semanal «Carteles» tuvo acceso investigativo a los datos, publicó que 20 miembros del Gabinete y el gobierno de Batista tenía en bancos suizos, depósitos montantes a un millón de dólares por cabeza.

Todavía Doña Malká recuerda las visitas a Benavito de José Manuel Alemán Casharo, quien sirvió en el gobierno de Machado y, más tarde, la «eminencia gris» del ministro de Educación de Batista, favorito del Palacio y de la Primera Dama de Grau (Paulina Alsina), en el Bloque Alemán-Grau Alsina (BAGA), por los '40. «Siempre pendiente a comprar todo y deshacerse de judíos influyentes en la Provincia de La Habana. El mismo Benavito decía que fue el «entrenador por excelencia de ladrones». Después de la muerte de Benavito, se pudo conocer que, para su retiro a La Florida, ya había amasado más de 200 millones de dólares y a puro desfalco y engañosas inversiones. «Jamás vino con ninguna oferta que nos oliera bien. Siempre con dos haces y la fisga en el cotarro. Había que limpiar su sombra con escadillo, como decía mi anado Simón»

* * *

Mamá no sabe dónde estará su esposo. Si estará en sus asignaciones en la Base de Guantánamo, o hallándose en algún punto de cita con la amante. A esta fecha, concluye que Abram no es batistiano, él ha jurado que no lo es; pero es anexionista, con una racionalizada propensión neocolonial y mercenarista. Recuerda cuando hablara de 'Cuba y Norteamérica, socios inseparables', como agentes unidos para crear 'the affluent society' que Galbraith opusiera a la legión de ' undertakeers' que comienzan construyendo los cotarros de robo para unos cuantos glotones ('greedy pigs'), parasitarios y, al final, un Estado Benefactor, que es el peor de todos, estilo comunista de 'Welfare's undertakers' y mediocres.

Tan poco que le duró la euforia constructiva de cuando vino, con ella, procedente de Europa invocando con una clínica médica familiar, donde el apellido Riga-Dzkoja (de su padre comunista) y el apellido suyo, adoptado del nombre de Simón ben Abram, cepa de los López-Matías de Neves, sefarditas de Valderas y los barceloneses Sbarbí, irían juntos en el mismo rótulo. ¡Qué diferencia cuando ahora le surge lo prusiano del Estado benefactor y las teorías de Galbraith para crear ese embeleco vago de una sociedad de prosperidad sobre el filo de navaja del parasitismo, la rapiña intervencionista, con el sumiso visto bueno de los pobres cubanos ¡Qué mandillón, siervo cobarde, ha resultado del héroe de Basilea! «¡Qué pichiruche de mierda!», diría Benavito con sus arcaico y ladino vocabulario español para criticar las aristocracias terratenientes, las oligarquías financieras y las burocracias estatales, autoperpetuasas en fechas poscoloniales.

De hecho, en estos días, cuando fue descubierto el adulterio, y lloró sus hipocresías, dizque que madrugó a habilitar lo que fue la Clínica de Benavito. Ella vió que llegaron tres o cuatro carpinteros, o ayudantes, a limpiar y cargar cosas de un lado para el otro, llenaron cajas de papeles y antigüallas que obsequiaban a Benavito, como pago a servicios médicos! La viuda Doña Malká, quien las propiedades de valor sentimental de él, sólo las cubrió con una manta y no quiso tirar nada suyo, para que vibre la presencia de su 'viejito' en el consultorio, dijo a Sarita que llegaría ese momento, que «el ombligo de las raíces se seque y se haga ceniza de olvido» y eso estaba pasando. El hijo tiraba el ombligo de su padre y todo lo que fue propiedad suya, vibración para la rememoranza, ser haría una flauta que nadie toca, un Shofar del que nadie sabe quién es el dueño. Un Don Nadie. Bartolome. Entonces, dijo a Sara que preguntó:

«¿No bajarás al consultorio de Papá Benavito a advertir a Abram que puede que haya algo de lo que él tira a la basura que a tí te interese?»

«No bajaré. ¿Para qué guardar la flauta de Bartolo? ¿Para qué conservar un ombligo seco que si lo acaricias, con la mirada, se vuelve polvo?», le dijo; pero sonrió de pronto. «Sí, hay un recuerdo que guardaré, uno solo antes que me muera». Sonrió, con exhibición de amplia dentadura, aún blanquísima y pareja, como su salud de alma: «Quiero que todos, Andrés, mi nieto Karl y tú, vayan conmigo a Cárdenas... ¡Que sea cuanto antes! Bendeciré a Karl y a tí, Schulfreund Biene, en Ceiba Mocha... ¿Sabes? Siempre me ha gustado Matanzas y el pueblito de Cárdenas. Cuando lo visité por primera vez, los lugareños me contaron sus historias sobre mujeres y piratas judíos que campearon por el área, o las afueras de la Bahía de Matazas. Eran los primeros decenios del 1600, cuando existía la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales... Sí. Como Karl, el Camarada, a mí me gustaban esas historias; a mí, como a tí, me fascinaron de pequeñas las historias de vikingos; yo leí las Grandes Sagas, y llegué a pintar dragones en las proas de los barcos... pero, al llegar a Matanzas, campesinos me dijeron que, en el pasado de sus costas, hubo piratas reales y eran judíos, apropiándose de tesoros de plata y oro, en Cuba como un castigo a los españoles, en cuyas galeras se esclavizaba lo mismo a negros que holandeses de la Compañía... y fue cuando invocaron las hazañas de Moisés Cohen Henríques, asesor del pirata Henry Morgan, el más famoso de todos los tiempos. Cohen Henríques, junto al almirante holandés Piet Hein, de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, fue esclavizado en una galera por cuatro años, en un galeón español y fue en las costas de Matanzas, donde abordaron barcos españoles, saquearon sus tesoros...

«¡Si Andrés nos llevara a ver esas costas de la Bahía, qué buenos sería; que nos paseara, ya a los tres, a los tres camaradas, eh! Andrés sí que es buen guía, que lo mismo se mueve entre las bribas del pícaro que en las casas de socorro de las aljamas! ¡Como quiero bendecirlo, propiamente, como si fuera mi hijo o mi hermano! y quitarle de encima a los moscones. Yo lo veo como un niño grande y oyendo a tu pequeño, por vida mía, que son como igualitos, dos mataperros, con gusto andariego, astutos como el Macuco, nadie se los meterá en la uña de balde...», imploraba una vez que fluyó rememorando la vida de Cohen, el Judío Pirata, «a Dutch privateer», el mismo al que, con su hermano Abraham Cohen, traficante de armas, se acredita por la captura en La Habana de una flota platera en 1628. Y tal Abraham Cohen, traficante de armas, utilizó su poder económico para ayudar a conseguir lugares de protección para otros judíos en desgracia. Y añadió que Sinan, otro de los grandes piratas judíos», se alió con los piratas de Barbarrosa, y lo hizo su segundo al mando. Y Doña Malká le conversó, para que después a medida que creciera su Copiloto más dulce, sobre un rabino pirata, Samuel Palache, fundador de una comunidad judía en Holanda, cuando apenas era un jovenzuelo. «Y cuando oigo a tu hijito guripilla, el guripa más dulce que habita en la tierra y mis ojos han visto, veo al rabino Samuel, me imagino que es él reencarnado, nacido para bendecir las almas en los calabozos de Babilonia, el Establecimiento».

Para Sara, según sospecha y Doña Malká se lo confirma, el Dr. Abram no tiene intención de abandonar la política. Está secretamente involucrado en ella y ese monstruo no suelta fácilmente a hombres de talento y se cuidan de robo, hombres de buena fe, cerebros excepcionales, pero engañados. Su esposo es uno. «El dejará a la mújer adúltera con que te pone los cuernos; lo que te digo, Abejita, es que, pese a sus promesas, no te podrá cumplir la segunda. Dejará a la mujer, pero no a la política, verdadera lepra infecciosa. Abandoná propiedades, ofertas de lucro, porque es honrado y su codicia no es el dinero... Vaya, tristemente, la racionalización irá comiéndoselo... Es tan distinto a su hermano Andrés, quien no crea tormentas en vasos de agua ni se imagina problemas donde no existen».

Idea es de Andrés cuando medita que: «Donde haya una tentación grande, Dios me la quita; yo suelto todo y se lo dejo a Jai. Yo no le busco a Dios soluciones; Jai las tiene. Yo no. Por eso es que, en apariencia, yo no tengo Dios, o soy tonto para explicar lo que a Dios compete. Tengo fe, pero no conocimiento, ¿me entiendes, Malkita?»

Ella le recuerda a Sara cómo lo molestan los judeznos de la Calle Obispo, siendo que Benavito lo llamó «Cabeza hueca del Almelo», diciéndole «ya se ve que no crías canas»... mas no lo desheredó y le tuvo en cuenta. Al final, ha sido el Dr. Abram quien se desvinciló de su padre y su fe, no Andrés, el Klotz.

Sin entenderlo de un modo sistemático e intelectual, antes las demasiadas expectativas por la perfectibilidad humana, Andrés les mortifica a judeznos de su generación: «Yo dije: Vosotros sóis dioses»: Salmos de Asaf: 82-6 y los judíos de la Calle Obispo, se empeñaban en discursivos encontronazos con los rabinos de la sinagoga más antigua de La Habana, que fue la Congregación Hebrea Unida, fundada en 1904, Estos discutían sobre lo que respondió Jesús en una Fiesta de Dedicación en Jerusalén en el Pórtico de Salomón, dizque un día de invierno en que fue apedreado:

Andrés les emplazó preguntándoles: «Si así piensan de mi padre, ¿para qué piden que él, o de mí, que diga si cree en Dios o si no?» E hizo sus propios razonamientos. «¿Qué es Dios que pueda el hombre comprenderlo? Si me preguntan por Dios, o por el plantanal y los frutales de Caiba Mocha, apréndanlo de una vez como mi única respuesta; Dios es Bartolo, el Dueño de la Flauta, y el platanal es de Bartolo».

Mamá siempre reía con la manera, tan sofisticada que tenía mi Abuelita, para analizar la ideología de Andrés. El Aguila del Norte de Andrés fue el Jaguar Blanco, más consistente con el mito del pueblo nicahuátl, jaguar que conquistaría a los pueblos de América y los haría comer de las venenosas semillas del haba de San Ignacio, a las que llamaba cabalomgas del Diablo. «Tu esposo, Sara, come muchas cabalongas», le dijo Malká; pero, Andrés, con el tiempo más prosaico, al soltar rollos de juicio contra su medio hermano, con dulzura charlatama, me decía: «Con tu papá, sólo ocurre una cosa, Carlitos. La política lo ha vuelto un comemierda. El cree que es quien toca la Flauta. Y no es él. La flauta es de Bartolo», y después canturreaba una canciocillas, que yo llegué a oír en Miami, fuera de sus labios: «Bartolo tiene una flauta. / Una flauta tiene Bartolo! / ¡Ay, qué flauta! ¡Qué flauta! / ¡Qué flauta tiene Bartolo!»

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De la novela LAS JUDERIAS / CARLOS LOPEZ DZIR

miércoles, 6 de octubre de 2010

LISTA!

hoy, igual que siempre, allí, debajo de alero está, desde su ventana la ve, vestida de sombras, esperando también, como siempre, las monedas de sudores y cuero. es noche fría, como todas las que ha conocido aunque se revienten los veranos. el callejón tienes los ojos de agua que quedaron del último aguacero. en esos espejos temblorosos se reflejan las pocas luces que hay en toda la cuadra, rielan como dagas que entran y salen del vientre del sereno. se ve la silueta del gato de la vecina sobre el tejado yendo de vagabundeo, así, como ella, solo que el maldito no debe pagar cada noche el alquiler de la cama y del armario viejo en el que guarda el encapillado. nunca tiene ganas de trabajar, siempre quiere quedarse dormida, irse en un sueño hacia el lugar donde la dejó ésa cuando apenas tenia tres años, o serían dos? qué importa! añora el lugar de donde nunca debió haber salido. la sacaron de ese sitio porque la edad así lo exigía, así, lo dijo la omnisciencia de la trabajadora social. dijo que la niña de trece años ya sabía coser, cocinar, rezar... maldita sea, sabía tanto! para esa gente ella era ya una mujer y además, sabia, qué dicha! por eso tuvo que irse, porque estaba lista para la vida. y, qué era estar lista? lista del cuerpo y del alma? así la dejaron marchar con la benefactora de la institución para que fuera la ayudante de la su cocinera. allí entre cebollas blanqueadas, aromas de tomillo, mejorana, orégano y laurel, entre hervores de consomés, aprendió a conocer cómo se cuecen los ojos del deseo. si, allí supo qué era estar lista. lista como el menú que servía cada día en esa casa, ella, la niña lista, vestida de negro, con delantal blanco y una pequeña cofia como si fuera una enfermera, pero de luto. así de lista estaba que no supo a qué horas y sin quitarle la ropa le raparon la inocencia. pero qué era eso, la inocencia? es algo que arde? que se moja? que palpita muy abajo del vientre? siempre miró a dónde se llevaban su inocencia, pero nunca les vio nada en las manos, no veía que se llevaran nada, pero sí sabía que la dejaban llena de hastío, pobre como una rata y más cansada que cuando asistía a Petrona, la cocinera. a la hora de servir los alimentos tenía que estar bien presentada para atender a los señores de la casa y a su, casi permanente, recua de invitados. allí supo cómo la inocencia se le bajaba de su cabeza y se le acomodaba en los pezones, en la cintura o en la entrepierna. allí supo que la inocencia es juguetona y entiende de miradas. supo también que la inocencia es una fortuna, que pone a muchos como locos cuando la quieren tocar, usar.... hoy ya no tiene la inocencia ni falta que le hace, en medio de arrugas y del pedazo de espejo en que las mira, solo tiene asco infinito y muchas jornadas por cumplir... así, recostada en su catre, mirando por la pequeña ventana alcanza a divisar en la esquina a la vieja de siempre, escarbando en el montón de bolsas de basura buscando todo lo que le sirva para llevar a la enramada donde le pagan unos cuántos pesos para asegurar la dormida, comprar un poco de café y de pan y poder cuidar la entrepierna, y eso de cuidar no era una preocupación, no rentaba, ya no le importaba. ya no tienen que cuidar nada, ni ella ni la recicladora Inocencia Landínez, esa sombra de mujer que se ve allá y que se confunde consigo misma en el fondo de su permanente sopor con lo más íntimo de sus recuerdos. las dos son una y están listas! sacrificada a los trece años, hoy es una muerta viva, lista eternamente entre el hambre y la soledad.. hey!! desgraciada, maldita mugrosa, muévete vagabunda, despierta!!! el carro de la basura casi te alza!!


ana lucía montoya rendón
octubre 2010