lunes, 15 de octubre de 2007

Directo al cerebro.

cuentos


por Luciano S. Doti
Cuando mi amigo estadounidense me contó esta historia mi primera
reacción fue un escepticismo mayúsculo. Es cierto que la ciencia
avanza a pasos agigantados, y mucho mas en el país que constituye la
mayor potencia mundial. Pero esa no era razón suficiente como para
considerar que fuese posible dominar la mente de las personas
mediante un virus creado en un laboratorio. "Que sabes de armas
biológicas?", me pregunto sin darme tiempo a digerir lo que acababa
de oír. Le comente todo lo que sabia, lo poco que sabia. Que son
armas elaboradas para infectar a la población con virus como el
ebola o la viruela, y que de caer en manos de organizaciones
terroristas pondrían en riesgo la salud de la gente y, obviamente,
el orden mundial imperante en la actualidad. Esa era toda la
información que manejaba hasta el instante en que el me contó acerca
del virus de dominación cerebral inducida. La existencia de este
ultimo es lo que mi natural tendencia al raciocinio me impedía
asimilar. Por que una cosa era aceptar que gente mala, terroristas,
pudieran querer sembrar el caos utilizando la cepa viral de
enfermedades ya extinguidas en la mayor parte del mundo, y otra
cosa, muy diferente, era creer que un laboratorio hubiese
desarrollado un virus hasta ese momento inexistente en el mundo y,
aun peor, detrás de este proyecto no había terroristas sino grandes
corporaciones que utilizarían el posible éxito de ese emprendimiento
para dominar a la población, induciéndola a votar y a consumir todo
lo que determinados programas televisivos le ordenara. Para ello
tenían un equipo de publicistas sin escrúpulos, los cuales se
especializaban en mensajes subliminales. Los mismos consisten en una
serie de conceptos que ingresan visual o auditivamente a la parte
inconsciente del cerebro del televidente y luego pasan a la parte
consciente, creando en la mente de este la sensación artificial de
que ese concepto nació de su propio pensamiento y no de un estimulo
externo. El resto es muy simple, los cerebros poblados por esos
virus de dominación cerebral inducida (VDCI)no tardarían en ceder
ante dicha sugerencia. Ahora bien, de que manera se colonizarían
esos cerebros? Aquí viene lo disparatado del asunto. Durante los
últimos años los implantes mamarios se han ido incrementando
notablemente; se calcula que en EEUU 3 millones de mujeres ya los
tienen. También sabemos que los mismos muchas veces son factibles de
filtraciones; una pequeña rotura en la bolsa contenedora libera el
fluido dejándolo en contacto con la sangre. Luego la sangre circula
por todo el cuerpo, irrigando la totalidad de los órganos, incluido
el cerebro. Conocedores de esta situación, estas corporaciones a las
cuales les interesa dominar a la población, habrían invertido en
empresas fabricantes de estos implantes, introduciendo en el
interior de los mismos el omnipotente VDCI. De manera que en pocos
años millones de mujeres estadounidenses serian "inducibles" para
estas corporaciones. Mas teniendo en cuenta que en ese país
aproximadamente mil mujeres se colocan implantes diariamente, eso
sin contar los que se realizan en el exterior. Por ultimo no debemos
ignorar que la mayoría de estas damas son blancas, de clase media
hacia arriba y residentes en las principales ciudades del país, es
decir pertenecen a la clase dirigente estadounidense. Son
profesionales, empresarias, madres, esposas...no seria prudente
subestimar la influencia que tienen sobre la sociedad.
Tras oír ese pormenorizado informe había quedado atónito mirando a
Paul, mi amigo estadounidense, a la espera de que este me dijera
algo mas, algo que doblegara mi escepticismo. Sin embargo, Paul no
agrego nada mas. Simplemente se limito a permanecer sentado frente a
mi, y bebió otro sorbo de su cerveza. A mi se me cruzaban mil
hipótesis por la cabeza; si esta gente conseguía su cometido en
EEUU, no pasaría mucho tiempo hasta que extendieran esa influencia
al resto del mundo; incluido mi país, la Argentina. Pese a lo
absurdo que me había resultado oír esa teoría al principio,
comenzaba a tomarla en serio. Quedaríamos a merced de un grupo de
inescrupulosos empresarios. Ahora que lo sabíamos debíamos actuar
rápido, para impedir que este perverso plan siguiera su curso."Hay
que advertir a las mujeres sobre esto",le propuse a Paul. El
continuo inmutable frente a mi, bebió un sorbo mas de cerveza y
luego me respondió. "Algunas ya lo saben, pero no pueden aparecer
diciendo esto públicamente porque las tomarían por locas. Nadie les
creería "."Entonces no hacen nada",acote resignado."Usan la excusa
del cáncer de mama, pero no esta funcionando; cada vez hay mas
estudios que echan por tierra la relación entre el cáncer y los
implantes"." Y entonces?"." Y entonces nada. No se puede evitar lo
inevitable, así que, para que luchar. La vida puede estar llena de
paz cuando dejas de nadar contra la corriente. Después de todo, no
están tan mal, las rubias y pelirrojas con el busto grande...",dijo
Paul y miro en dirección a una mesa cercana a la nuestra. En efecto,
había dos mujeres, una rubia, pelirroja la otra, con sendos
implantes mamarios. Notaron que las mirábamos y sonrieron, fue allí,
en ese momento, que lo entendí. Para que luchar, para que nadar
contra la corriente, si la suerte del mundo ya esta echada y,
después de todo, lo que nos depara el futuro, no es tan malo.

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