domingo, 6 de diciembre de 2009

Se arrodilló frente a la luz divina que la visión de su Dios irradiaba.

Era uno de los pocos elegidos por el creador para comunicar las sagradas leyes al pueblo; era uno de los pocos que podía comunicarse con la "divina esencia" y por ello se sentía honrado y agradecido.

--dime señor, mi Dios que deseas de mi--dijo inclinándose- -

--Amedí—musitó la voz celestial en forma de trueno—Comunica al pueblo que los dioses desean que los becerros nonatos sean sacrificados en el acto.

--mi señor, perdona mi osadía pero has de saber que si todas las crías son sacrificadas nuestro alimento disminuirá y podremos morir de hambre.

--¿DESAFIAS A TU DIOS MISERO MORTAL?--bramó la voz--

Amedí se tiró en el acto de cara al suelo totalmente atemorizado.

--NO MI SEÑOR... perdona, comunicaré tu orden al instante.

--HAZLO Y VETE YA

Amedí corrió asustado hacia su aldea y comunicó la nueva a los pobladores; algunos obedecieron al instante pero otros se resistieron ofuscados.

--no podemos permitir que los dioses nos maten de hambre, si matamos esos becerros ¡nosotros moriremos de hambre!

Vociferaron algunos.

Más atemorizado aún por la negativa de un sector del pueblo, Amedí comunicó a los dioses lo que sucedía en la aldea.

A las pocas horas una nube oscura se cernía sobre el poblado.

--¿Quiénes SON LOS INDIGNOS ANTE LOS OJOS DE LOS DIOSES? --bramó con furia la voz que provenía de la nube y que cubría por completo las casas de los campesinos-

Inmediatamente varios pobladores señalaron a los culpables, ante el temor de la cólera de los dioses.

Un grupo de seis o siete personas fue llevado por el pueblo hacia el centro de la escena.

En el acto múltiples rayos salieron de la nube prendiendo fuego por completo a los rebeldes, quienes se consumieron al instante quedando sólo manchas oscuras en el pasto como mera prueba de su otrora existencia.

Todo el pueblo quedó en silencio.

--HACED LO QUE SE OS HA PEDIDO EN EL ACTO--ordenó la voz.

Los aldeanos quemaron en una gran pira todos los nonatos de los becerros. Luego de una hora aproximadamente los cadáveres animales estaban por completo incinerados; todo ello ante la observancia de la gran nube celestial que no se había movido de allí.

--HABEIS HECHO LO CORRECTO--exclamó la voz--AQUI TENEIS LA RECOMPENSA A VUESTRA OBEDIENCIA.

Y diciendo esto apareció en el suelo de la aldea--en medio de una gran luz que fue apagándose--una gran cantidad de bolsas con cereales, frutos y vid.

El pueblo se arrebató sobre ellas loando a los magnánimos dioses que los habían premiado con esos manjares.



--CONTINUAD CON VUESTRAS ORACIONES Y RESPETAD LAS REGLAS IMPUESTAS POR LOS DIOSES.

Fue lo último que se escuchó de la nube antes de desaparecer rápidamente, tan velozmente como había llegado.

Muchas reglas morales y sociales fueron comunicadas al pueblo por Amedí quién veía cómo crecía su importancia y jerarquía entre los suyos.

Las tácticas de guerra enseñadas por los dioses los ayudaban a ganar batallas contra los enemigos y consecuentemente a imponer su religión en los mismos.

Día a día el pueblo crecía en importancia y poder; pero desgraciadamente junto al aumento demográfico crecía la proliferación de enfermedades y la escasez de alimentos, además del infaltable "quiebre" de toda sociedad organizada: los cuestionadores de la fe--quizás los más peligrosos de todos los factores--

--Hemos sabido que existen agitadores de la fe entre los tuyos Amedí ¿qué dices a ello?--dijeron los dioses al enviado--

--así es omnipotente; hay algunos que descuidan, a pesar de mis advertencias, el respetar vuestra autoridad y toda regla social y moral impuesta por vosotros; tienen relaciones sexuales muy jóvenes y luego descendencia sin bendición de vuestra parte.

--¿y cómo te declaras tú Amedí ante estos hechos?

--culpable señor--se arrodilló entre sollozos—os he fallado y merezco vuestro castigo.

El silencio se apropió del escenario. Nuevamente la voz habló.

--No llores Amedí, la culpa no es totalmente tuya; los vicios y pecados de los demás, que han podido elegir su accionar mediante su libre albedrío, no te serán entíldados. Pero sí deberás comunicar a los tuyos las decisiones, que nosotros los dioses, hemos tomado. Como también deberás transmitir la advertencia sobre el castigo que se cierne sobre pecadores y corruptos.

--oigo y obedezco señor mío.



Amedí transmitió al pueblo los mandamientos de los dioses y cumplió con todos los actos impuestos por los mismos: reclutó a todos los pecadores de la carne que se hubiesen arrepentido y presentó sus nombres ante la divinidad; eligió a diez vírgenes virtuosas de corazón y rebosantes de bondad, y las llevó a la morada de los dioses--que le fue indicada con anterioridad- -acusó ante los creadores a todos los pobladores rebeldes a la fe; y finalmente anunció la venida de un pronto Mesías o salvador del mundo y purificador de los pecados mortales.

Los milagros no se hicieron esperar: los arrepentidos fueron sanados por completo de las huellas "lujuriosas" de la carne; los no arrepentidos murieron en total agonía a causa del mismo pecado carnal; los contrarios a la fe divina fueron incinerados en cuestión de segundos por acción del fuego de los dioses; las vírgenes elegidas fueron "bendecidas" con el fruto de una "semilla" concebida sin pecado y destinada a guiar al pueblo en el justo saber y bondad.











El gran pueblo se hallaba bajo el poder de los dioses y se sentía amparado, protegido y a la vez temeroso de su Dios.

En medio de una gran fiesta consagrada a los dioses agradeciendo los dones conferidos al pueblo, el Dios habló—nuevamente en forma de nube resplandeciente bajo una estrellada noche—

--El elegido Amedí será izado junto a los dioses y ocupará el lugar que merece en la mesa del señor: esta será la señal que anunciará a vosotros la llegada del pronto Mesías y sellará definitivamente el pacto de vuestro pueblo con los Dioses.

Habiendo dicho esto, Amedí fue izado por los aires hacia la nube en medio de una refulgente luz celestial, hasta perderse dentro de ella, en medio de un éxtasis colectivo.

Desde aquel momento histórico el pueblo forjó y aunó aún más el lazo entre los dioses y ellos.





-- ¿Bajas registradas? --preguntó un hombre desde la pantalla de un monitor --

--Suman muy pocas, Señor. Serán cincuenta o sesenta aproximadamente, contando entre los rebeldes al sistema y los conspiradores.

--más datos.

--se ha erradicado la brucelosis del ganado matando todas las crías infectadas, los animales adultos han sido vacunados; los dispuestos a aceptar el sistema han sido inoculados con vacunas y sueros combinados acelerando el proceso de recuperación, en tanto que los rebeldes han sido tratados exponencialmente con el efecto negativo de las enfermedades venéreas muriendo casi en forma instantánea; con respecto a las jóvenes vírgenes han sido inseminadas con gametas, en las cuales se han mejorado y alterado los genes para lograr aptitudes idóneas de mando y progreso tecnológico; el pueblo ha quedado obediente y respetuoso de las normas morales y sociales impuestas.

--¿qué ha pasado con el mortal ascendido?

--su memoria ha sido borrada por completo y será reinsertado en otro lugar del planeta con una base de recuerdos fabricados artificialmente.

--entonces la misión se ha cumplido; ya pueden dirigirse a la colonia 234.

Fin de la transmisión.





Mientras el pueblo de Amedí proseguía su vida según las reglas de moral y ética impuesta por sus dioses, una nave, que simulaba ser una estrella fugaz se perdía en el cielo, vaya a saber orientada hacia qué nuevo destino.



Liliana Varela 2006

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