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Yacía en mullido tálamo de hechos, adormilada, cubierta por las
hojas que se volaban del libro de la Historia. En ese letargo a
vivido siempre y ha tenido por solaz ver pasar los acontecimientos
en festivo desfile, sin inmutarse. Así, con sus ojos entornados, se
fue quedando de nuevo dormida y olvidó que "el ahora" dependía como
producto consecuente y cierto, del desaparecido "ayer".
En ese goyesco desfile se iban desnudando las personas y los pueblos
y, ella, allí, tendida, quieta, como estatua, viendo cómo se repetía
una y mil veces el hacer del Planeta, apareciendo especialmente
errores que se hubiesen podido evitar si ella estuviese bien
dispuesta.
La película que ha visto y que no recuerda, o no quiere recordar,
contiene la construcción y la destrucción de miles de ciudades, y
así, con voluntaria ceguera, ha tenido "cara a cara" a la guerra y a
la paz.
Pasaron por la puerta de su casa grandes civilizaciones que hoy solo
son un archivo en las capas de la tierra, ellas quisieron asomar su
empolvada testa para que las gentes de hoy las observasen en la
grandeza que una vez tuvieron, pero esa dura mujer nunca las tuvo en
cuenta.
Los milenios, como zombis emergieron también, uno detrás del otro de
debajo de lo que habían construido encima de su olvido. También
asomaron su faz las antiguas razas y subrazas y, con ellos venían de
cortejos todo lo que hicieron allá… lejos… en la oscuridad de los
tiempos…
De un momento a otro esa mujer vieja, aún bella ¡qué digo! siempre
bella, empezó a estirarse como gato que se sueña cazador. Se
desperezó poco a poco, bostezó y empezó a masticar recuerdos,
siempre queda en una cuasi narcolepsia…
Engulló paisajes vistos, saboreó sentires de amores idos, volvió a
gozar con frenesí en los diferentes cuerpos del amor y con la
fragancia de las flores… Miró la procesión de familiares que había
tenido y siempre dejo abandonados allá, bien lejanos… en el olvido…
Ah! Esta mujer instalada en palco de honor, quiso por primera vez
esculcar el archivo de los tiempos y convertir la vida en eterno
ahora… en esa tarea está ocupada…y lo más bello es que lo disfruta…
A esta mujer la llaman "La Memoria".
Ana Lucía Montoya Rendón
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