jueves, 9 de julio de 2009

El final

No sé cuándo Átropos cortará mi existencia, quizás sólo me quede el batir de alas de una mariposa o los largos inviernos de un elefante, quizás ni ella misma sepa cuándo dar fin a esta cáscara en la que la crisálida ha muerto ya hace tiempo. He cumplido con las otras dos: Cloto, sonriente me ha visto nacer entre guirnaldas de ilusión y utopías frescas, Láquesis aún me muestra su rictus pretor mientras cree dirigir los actos cotidianos.

Sólo falta ella, la que ovilla la que ahora es lana negra; la que perpetúa una agonía que no quiero continuar. Si pudiese convencerla, obligarla a cortar algo que debería haber sido cortado hace tiempo –casi al instante del nacer.

La rueca y la pluma descansan en el suelo mientras mi objetivo es la balanza que ostenta la tercer parca.

Le suplico que extinga la carne que se pudre sin otro destino bajo su mirada. He cavado la fosa hace tanto y grita mi nombre con prisa y desesperación.

Nada costaría el satisfacer mi ruego pero la maldita se resiste al deseo que me consume, que me ahoga, me atenaza...¡Córtala por favor.. córtala! suplicó.



--Te dije que compraras menos lana ¡este ovillo no se termina más!

Grita mi abuela.


Liliana Varela

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