jueves, 20 de septiembre de 2007

Celos

Patricia Ortiz
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Una vez más la situación se tornaba tensa. De pie, frente a él, le mantuve firme la mirada, pidiéndole explicaciones.

_ No te pido que me entiendas, Clara - dice él – sólo que me perdones.

- Todas las tardes de sábado lo mismo, Nicolás. Me cansé de explicártelo, ¡estoy harta de tus escenas de celos! Yo sí te pido que me entiendas. Hace un año que almuerzo los sábados con Juan, desde que cayó en ese estado depresivo. El es mi amigo del alma, vos lo conocés a él y me conocés a mí.

_ No me puedo controlar, Clara; reconozco que mis celos son enfermizos, y que esta vez se me fue la mano. Pero me cuesta creer que él no tenga otras intenciones para contigo. Su depresión ya la superó… y te sigue buscando, te sigue llamando…


- ¡Es mi amigo Nicolás! Lo quiero, y sabés, para que te quede clarito, yo lo llamo a él más veces de las que él me llama a mí. Con él puedo hablar sin tabúes, sin miedo a escenas ridículas, con la confianza que brinda la amistad sincera.

_ Por favor, negrita, perdoname. No quise irrumpir en el restorán como un enajenado, pero cuando desde el auto los ví entrar, y él te pasó un brazo por los hombros, y vos lo mirabas sonriendo en forma tan sensual … - la cara de Nicolás se desfiguraba mientras recordaba los detalles – … y se sentaron en esa mesa apartada. Cuando me acerqué a la ventana y vi que estaban sentados uno al lado del otro y se rozaban las piernas, y se resbalaba la servilleta de tus rodillas y ambos se agachaban a recogerla entre risas, y respiraban uno cerca del otro y los ojos de él se perdían en tu escote…. ¡perra! ¡puta! no te lo pude gritar hoy en el restorán pero te lo digo ahora ¡sos una arrastrada!


_ ¿Terminaste Nicolás? Pasame el mate que no es micrófono. Ya veré si te perdono, esta noche lo sabrás… Y sonrió pensando en cuán fogosas se habían tornado las noches de los sábados desde hacía un año atrás.



Besos!

Patricia

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Hago alusión a vos/ porque perdí los puntos cardinales/ del día/ porque pronosticaron/ tristezas mejorando hacia la tarde/ y llueve. (Irene Reises)

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