jueves, 20 de septiembre de 2007

EL ASESINO



Liliana Varela


Me está persiguiendo, lo presiento. Sé que anda tras de mí y mi bebé.

Nos persigue a ambas; ya lo hizo con mi anterior bebé y no paro de acosarnos hasta que logró asesinar a mi chiquito….¡OH DIOS, QUE NO SUCEDA DE NUEVO!

Debo ser fuerte, secar las lágrimas y seguir escapando. A éste lo protegeré más que al anterior, no dejaré que las malvadas manos del asesino lo toquen. Es mi hijo, es mi sangre, mi carne, es mi única esperanza de dejar una impronta en este mundo. No, está vez juro que no lo tocará.

Todavía no me vio. –SHHH pequeño, no llores o nos descubrirá…

Sé que está escondido, agazapado entre las sombras; esperando a saltar cual un felino acecha a su víctima. Pero esta vez no logrará su cometido.

Si pudiera llegar hasta aquel pasillo…pasar inadvertida ante sus vigilantes

Que le obedecen fielmente.

Ahora, voy corriendo; mi niño no llora, mejor aún.

Llegué al pasillo…¡Gracias, Dios. No me ha visto su leal sirviente.

Falta muy poco para que pueda llegar a la libertad y buscar ayuda; esta vez no me atrapará como la anterior. Estoy decidida a todo, mi hijo crecerá a mi lado y seremos felices.

¡OH NO! Me ha visto. Debo correr con todas mis fuerzas.

Aguanta pequeño, aguanta por favor.

Mi niño me mira con sus bellos ojitos bañados en lágrimas; es tan indefenso, tan bello. Me resulta increíble que alguien quisiera dañarlo. ¿Qué mal puede hacer esta criatura? ¿por qué su vida es una amenaza para alguien? ¿Quién puede ser tan miserable para asesinar esta maravilla de Dios?...

Sí, hay alguien: él. Ese maldito asesino que odia a los bebés –al menos a los míos- esa porquería de ser que es capaz de destruir una vida indefensa como esta sólo para satisfacer sus propios instintos.



Corro, corro cuánto y cómo puedo, abrazando contra mi pecho a este inocente ser. Las fuerzas empiezan a abandonarme pero no cejaré en mi intento de escapar. Debo buscar ayuda….

Estoy tan cerca; no quiero mirar atrás, sé que me sigue.

¡BASTA! Estoy decidida a luchar; no puedo llegar con mi bebé a la salida.

Descansa en el suelo pequeño, escondido te dejo. Ahora yo voy a convertirme en cazadora, lo esperaré y lo mataré con mis propias manos si es necesario.

Vigilo…allí viene, siento su jadeante respiración…

No me ve y yo salgo de mi escondite. Lo ataco con furia, con desesperación, con locura. Debo vengar la muerte de mi anterior pequeño, debo exterminarlo para que no toque a mi niño ni a ninguno más.

Su sangre me salpica la cara y el cuerpo, no me interesa…Sé que se extingue, lo estoy asesinando; ahora yo soy la asesina. Muere, bastardo. Muere…





--¡Saquen a esta mujer de aquí y llévenla a enfermería de inmediato!

--Doctor, disculpé. Yo estaba en el pasillo pero no sé como pasó sin que la viese.

--Ya he dicho que esta mujer debe estar confinada a su habitación, sola. Su historial dice

que ha quedado traumatizada debido a un aborto que se realizó …Ah! Levanten los

trozos del espejo roto no sea cosa que alguien más se lastime.



21/08/2006

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