jueves, 20 de septiembre de 2007

Lo que pasó...

Lo que pasó...
AUTOR: Carolina González Velásquez (Chile)

Fue un día soleado, cuando luego de dejar a sus hijos en el colegio y sabiendas que tenía cuatro horas libres, se dispuso a ir a la playa.
Solía hacerlo caminando, le bastaba estar en el mar una hora, así que podría tomarse todo el tiempo del mundo en llegar.
Fue una tarde soleada, venia de una fiesta o algo así, había bebido mas de la cuenta y también consumido algunas cosas mas de la cuenta.
Ninguno de los dos se conocía, pero esa soleada tarde, sin duda el destino los uniría.
Pensaba en sus hijos y él descansó que tendría en la arena y el agua, su salud ha empeorado este ultimo tiempo, ha psicomatizado su depresión, necesita ese descanso y lo tomará sin ningún sentimiento de culpa, ya puede sentir en su piel los rayos de sol y la imperante necesidad del frío salado.
La avenida es un lugar muy transitado y por desdicha todos los semáforos le han tocado en rojo, está apurado, ahora recuerda que tiene la responsabilidad de trabajar, recuerda cuanto tiene qué pagar y la cuota del auto que ahora conduce, no recordó eso si, que el cinturón de seguridad, esta incluido en el valor del auto.
Pierde en determinado momento el control del vehículo y se sube a la vereda, la gente corre y grita, ella, distraída, y muy poca curiosa no se da vuelta, pero algo la arroja a un lado, justo en el momento que el auto se detiene, la golpea, pero ella sigue en pie, es una nube blanca su cara... se miran a los ojos, los de ella y el se encuentran, el al verla de pie, acelera y escapa, ella tal estatua lo mira partir, solo con el recuerdo de los ojos que acaba de ver.
Alguien se acercó a ella, no reacciona y un hilo de sangre corre por su pierna, única muestra del impacto, pálida y fría, no reacciona, casi había muerto y estaba en absoluto silencio, un joven hombre vio todo, la arranca del suelo, la sube a su auto y la lleva al hospital, ella todo lo ve y escucha, pero no está ahí, sentimientos culposos la agobian, si ella hubiera muerto, sus hijos estarían en desamparo, si ella hubiera muerto.....
Pero no estaba muerta, alguien se había apiadado de ella y la llevaba a que un doctor le atendiera la herida, en el camino, por la misma avenida, siente un golpe en su costado, el mismo costado que tenia lastimado, había un automóvil casi sentado a su lado...
Estaba en el hospital, le estaban limpiándola herida -no es nada-le decían- es usted una "suertuda"-, le mostraron sus radiografías, no tenia lesiones, un par de feos hematomas y un leve corte en su muslo derecho.
Él había seguido su camino en estampida, dos cuadras mas allá, había una patrulla y aceleró más aún, la ley estaba ocupada en otra cosa y eso no el no lo sabía... al mirar atrás perdió nuevamente el control de su vehículo, chocó con una camioneta, y salió disparado por los aires...
ahora estaba en la camilla del lado de ella... él lloraba, ella no. Reconoció los ojos, nunca olvida un par de ojos... ella salía de emergencias, la ley entraba.
Su doctor estaba ahí, la miro "una vez más por estos lados"- le dijo- y se le desplomó en los brazos, cuando despertó, le estaban aplicando algo, ella no preguntó, nunca pregunta, pero el doctor que la conoce le preguntaba quien era el responsable de todo eso, ella miro al frente, vio al hombre llorar, al señor joven que la traía con un cabestrillo y sonrió - no fue un responsable, fue un irresponsable- el doctor le recomendó quedarse en observación, ella le rogó imploró y suplicó que no lo hiciera, ella odia los hospitales.
Tres costillas quebradas, una rodilla dislocada, alto grado etílico y quien sabe cuantos gramos de droga en el cuerpo, un auto impago y destrozado, ocho puntos en la cabeza y varias multas... tiene suficiente castigo, él la reconoce y espera que lo acuse también, ella lo mira y le regala una sonrisa, su irresponsabilidad le ha dado una razón a su vida, querer vivir.
Va a su casa, su madre ha ido a buscarla, su madre siempre está cuando ella la llama, ella quiere ser ese tipo de madre, pero le cuesta, se hizo el propósito de mejorar, de ahora en adelante hará lo que tiene que hacer hoy, mañana... mañana puede no llegar.
Durmió varias horas, la ha despertado un agudo dolor en su pierna y en el costado, tiene dos bellos moretones negros que le recordaran por un tiempo por que está ahí.
Por la noche, el joven del auto ha venido a verla, quiere asegurarse que ella está bien, ella sabe que lo conoce, lo ha visto a veces en la iglesia. Él está bien, el seguro reparará los daños
El otro, bien, el otro tendrá que estar varios días en el hospital, lo más probable es que tenga alguna condena, tal vez nunca lo vuelva a ver, pero se le han metido en la cabeza los ojos, y ella, nunca olvida un par de ojos

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